A todas las administraciones se les ha pedido que cumplan con el deber de conservar este espacio público, considerado como la sala de recibo, pero salvo algunas reparaciones, se cae en el descuido y abandono total, cuando lo primero que corren a visitar los turistas es este lugar. Se hacen transitorios mantenimientos y aseo, que después sigue ocupado por vendedores callejeros, pregoneros de rifas o apuestas, de comidas y baratijas, que arrojan sus basuras en cantidades alarmantes, aparte de los raponeros, prostitutas, homosexuales y drogadictos que por allí merodean.
La desidia en el restablecimiento de la fuente luminosa del Parque de Santander, ha sido criticada por la ciudadanía en general. Se hace imperioso, que tanto la Alcaldía como la Gobernación, en mutua cooperación, le den preferencia a esta tarea.
Se trata de cuidar y de embellecer el centro de la ciudad, para la comodidad de propios y extraños, máxime cuando se pretende ofrecerla como uno de los destinos turísticos de mayor importancia en el sur de Colombia.
Como si fuera poco, a menos de un metro de la puerta de acceso al Bancolombia, existe un inmenso cráter que constituye un serio peligro para los transeúntes, sin que la autoridad pública o los comerciantes vecinos le pongan remedio al grave peligro.
A la restauración general del parque deben contribuir también los comerciantes, profesionales y entidades bancarias y financieras que tienen sus oficinas, locales y edificios en las zonas adyacentes.
Han sido varias las ocasiones en que por los medios de comunicación se han escuchado las quejas sobre el caos que se presenta en las horas del medio día o hacia las seis de la tarde, cuando los ciudadanos que se dirigen a sus domicilios o a los centros de educación o a realizar sus diligencias ven su vida e integridad personal en serio peligro porque los imprudentes conductores comprometidos en la guerra del centavo violan todas las normas de circulación y tránsito.
Nuestra carta fundamental establece que al Municipio le corresponde prestar los servicios públicos que determine la ley, construír las obras que demande el progreso local, ordenar el desarrollo de su territorio, promover la participación comunitaria, el mejoramiento social y cultural de sus habitantes y cumplir las demás funciones que le asignen la Constitución y las leyes. Para ese fin prestaron el juramento el Gobernador y el Alcalde al posesionarse de sus cargos.