Hace ocho días vimos en el telenoticiero de la noche en RCN a Armando Cuéllar, gerente de Coomotor, defendiéndose de unas acusaciones ante la fiscalía Hace ocho días vimos en el telenoticiero de la noche en RCN a Armando Cuéllar, gerente de Coomotor, defendiéndose de unas acusaciones ante la fiscalía, por un presunto apoyo a grupos ilegales. La denuncia la hicieron delincuentes presos que negocian con la justicia rebaja de penas. La labor criminal de los bandidos no termina cuando son sometidos a la justicia. Si en su actuar delictivo secuestran, boletean y extorsionan a los empresarios, una vez caen presos procuran reducir sus condenas denunciando a sus víctimas por supuesto apoyo a las bandas criminales. Conocí a Armando Cuéllar desde cuando a sus quince años, siendo estudiante del Instituto Técnico Industrial, dirigía las movilizaciones y protestas estudiantiles que fueron tan vigorosas y extendidas en la década de los años 70 del siglo pasado. Luego pasó a la Universidad Surcolombiana donde se graduó de ingeniero. Después cursó una especialización en alta gerencia y una maestría en administración. Poco a poco, a medida que fue madurando, pasó de la protesta a la propuesta y comenzó a hacer carrera en la industria del transporte, siguiendo el ejemplo de su padre, quién fuera un destacado asociado de Coomotor. Tuvo su primer bus urbano que manejó personalmente, cuando aún no había terminado sus estudios. Posteriormente ocupó varios cargos en la empresa hasta cuando fue elegido gerente en el año 1999. Su llegada a la gerencia se dio cuando la entidad se encontraba al borde de la liquidación. Diversos problemas internos y externos la tenían en bancarrota. Baste mencionar el desbordamiento burocrático, el alto endeudamiento, la contratación de créditos en moneda extranjera cuando se iniciaba una aguda devaluación, la aguda recesión que vivió el país en estos años y la crisis sistémica que afecto al sector cooperativo. El nuevo gerente, con el apoyo decidido del consejo de administración, aplicó medidas de choque para superar la crisis. Transformó la deuda en dólares a deuda en pesos, renegoció todas las obligaciones ampliando plazos y reduciendo intereses, vendió todos los activos improductivos de la empresa, redujo drásticamente la planta de personal y en general aplicó la más rigurosa política de austeridad económica. Hoy, doce años después, Coomotor es una boyante empresa que generó utilidades líquidas en el año 2011 cercanas a los dos mil millones de pesos, es la tercera cooperativa de transporte más grande del país con activos de 25.000 millones de pesos y ocupa un indiscutible primer lugar por la calidad del servicio a sus usuarios que la convierten en la consentida del pueblo huilense. Estos méritos no se alcanzan regalándole plata a la delincuencia. Son fruto de una administración ordenada, eficiente y cumplidora de la ley. Por todo eso Armando Cuéllar ha sido rodeado de la solidaridad y el apoyo del gremio transportador, de asociados y empleados de la cooperativa y de los ciudadanos huilenses que le reconocen su meritoria labor.