Por: Alexander Molina Guzmán
Con la protesta social que desató el gobierno nacional, ante la intentona de alivianar la carga tributaria a los más ricos y poderosos y cargarla a la clase trabajadora, hay una falsa señal que sigue enviando los que tienen el poder político y es que la protesta social quiere arrasar las instituciones. No. La ciudadanía no está pidiendo acabar con la presidencia, con el congreso, con las cortes, con gobernaciones, alcaldías…y hasta con los partidos políticos. No, no se está pidiendo anarquía. Eso es lo que falsamente dice el establecimiento. Cualquier sociedad organizada políticamente requiere que haya instituciones. La indignación es contra la ¡institucionalidad! Es decir, contra lo que está por dentro de las instituciones y no es otra cosa que los que las dirigen; que son elegidos supuestamente para gobernar, para administrar lo público y saben que sus funciones deben estar dirigidas para hacer cumplir la constitución y la ley ¡Punto!
Contra esa mafiosa institucionalidad es que la gente está indignada y el deseo es relevarlos del gobierno de las instituciones. Entonces, está claro que la gente quiere un nuevo gobierno que no sea uribista, un gobierno que ponga al estado al servicio del bienestar general y que lo administre honestamente. El pueblo por fin se dio cuenta del perpetúo engaño a quiere someterlo esa institucionalidad, pues lo compra con sus subsidios, con dádivas, mientras que esa institucionalidad sigue haciendo de lo público un negocio privado y con la garantía de la impunidad. Para la muestra un nuevo botón: en plena protesta social, la procuradora Margarita Cabello archivó el proceso contra diez exdirectivos de la junta de Ecopetrol por el robo de Reficar. Así de sencillo. Para la procuraduría esos “buenos muchachos” actuaron de “buena fe”, y traicionó la buena fe de los colombianos que siguen creyendo que castigarán a los corruptos en vez de premiarlos. Y esto también comprueba que la procuradora Margarita Cabello está cumpliendo con la orden que le dio el presidente Duque cuando ella se posesionó. Dijo el presidente: “Quien llega al Ministerio Público debe estar siempre del lado de la institucionalidad y no buscar tumbar andamios institucionales construidos con esfuerzo”. Clarito. ¿O no? El presidente ordenó estar al lado de esa institucionalidad fraudulenta, garantizándole la impunidad y que ese andamio mafioso “construida con esfuerzo” no sea tumbado. Y la orden se está cumpliendo.
A esa institucionalidad es la que hay que vandalizar, la que hay que bloquear, pero en las urnas. Toda esa energía demostrada contra esta estafadora institucionalidad hay que traducirla en votos contra ella.
*Felicitaciones a La Nación por su vigésimo séptimo aniversario.