La responsabilidad política y la verdad histórica pueden ser aprovechadas por el oportunismo cuando se busca el poder para gobernar sin democracia representativa que exija compromiso político noble para darle continuidad a los destinos plasmados del Gobierno Departamental porque se presenta sin compromiso registrado de cumplimiento lo que genera duda y dejaría de ser un candidato confiable. Si analizamos la historia política vivida en Colombia cuando por motivo de violencia partidista se engendró la guerra intestina que dejo muchos muertos entre los partidos tradicionales de nuestro país; ya con el propósito de ponerle fin a la violencia se acordó la instauración del Frente Nacional entre los partidos políticos turnados para gobernar en Colombia, empezando a gobernar el liberal Alberto Lleras Camargo y terminando nuestro paisano conservador Misael Pastrana Borrero, gobiernos que sin oposición compartían los cargos y el manejo de los presupuestos, por lo que fueron escasas las contrataciones de grandes obras públicas que necesitaba el país, o las pocas fueron pagas por muchas veces de lo inicialmente presupuestadas, como la construcción de la represa de Betania en el Huila que demoró cinco años más de lo proyectado, lo que difundió al final de los gobiernos sus presupuestos barridos, ¡mala la comparación poca la diferencia, por venir! Ahora si tenemos en cuenta que en las elecciones se vienen pronunciando cerca del 52% del potencial electoral cuando, a la fecha el desacuerdo ciudadano de huilenses por lo que quiere imponer la unidad política regional disminuye los simpatizantes y despierta críticos y los abstencionistas que vienen generando la conformación de un movimiento cívico que presagia el impedimento a la instauración de un poder político maquinado que tenga Gobernador in pictore con una administración venal para dejar hacer dejar pasar. En Bello, Antioquia, fue ejemplarizante la demostración de protesta ciudadana al impedirse la elección de Germán Antonio Londoño Roldán quien quería imponer su maquinaria política para gobernar ese pueblo, donde un movimiento cívico lo derrotó en las elecciones de 2011, por el despertar de conciencias ciudadanas y protesta silenciosa mediante el voto en blanco como defendieron los intereses políticos, económicos y sociales de su pueblo. Los huilenses inconformes despertando conciencia ciudadana en defensa de la dignidad y los intereses políticos, económicos y sociales de nuestra región para la instauración del voto en blanco, donde sea el ganador deben repetirse las elecciones con nuevos candidatos lo que nos permitirá oxigenar los intereses del Huila.