El ministro de Vivienda Germán Vargas Lleras, ratificó el viernes pasado en Neiva, que contrario a lo que intenta demostrar, la soberbia y el malgenio son congénitos e inmodificables. Ocurrió durante su fugaz visita al macroproyecto de vivienda San Luis, donde estarían ubicadas las primeras viviendas gratis para los más pobres. El ministro de Vivienda Germán Vargas Lleras, ratificó el viernes pasado en Neiva, que contrario a lo que intenta demostrar, la soberbia y el malgenio son congénitos e inmodificables. Ocurrió durante su fugaz visita al macroproyecto de vivienda San Luis, donde estarían ubicadas las primeras viviendas gratis para los más pobres. Disgusto Primero, expresó su disgusto cuando llegó la gobernadora Cielo González Villa, un poco retrasada a la reunión, que debió prolongarse por que el propio Ministro llegó tarde, procedente de Florencia. Y fue descortés, según testigos, porque no saludó de beso, a la mandataria seccional a quien le recordó en tono enérgico que las regiones que no tengan lotes se quedarán por fuera. Reclamo Después, ante el acoso de algunos comunicadores, para estar en primera fila, Vargas Lleras, lanzó sus primeros dardos. “Por favor, periodistas, compórtense”, les reclamó ante los gritos para que el cuerpo se seguridad les permitiera estar al frente. Pero no fue el único caso donde Vargas Lleras exteriorizó sus clásicas rabietas. Regañado Luego, cuando la mandataria le explicaba las iniciativas, el director de vivienda de Neiva Jesús Darío Castro, se le aproximó a Vargas Lleras para defender sus proyectos, lo que disgustó al alto funcionario. “Por favor, déjeme escuchar”, le recriminó. Castro, sorprendido por la inesperada reacción, se fue apartando lentamente del recinto, todo regañado, y en total silencio. ¡Plop!