Entre vientos y cometas, el ‘machete’ del mes de agosto

Viviana Olaya y su esposo se dedican desde hace nueve agostos a vender cometas en la ciudad de Neiva. Aunque hay cosas buenas y otras no tanto, lo cierto es que el emprendimiento les da para la ‘papita’ y sacar a sus hijos adelante. Se ubican en la carrera 16 junto a los centros comerciales.

 

Dai Trujillo

periodistadigital@lanacion.com.co

 

 

Además del viento recio de agosto, en Neiva varias calles están adornadas de coloridas cometas, de diferentes figuras que transportan a los adultos a aquellos años infantiles en los que se elevaba cometa de papel en familia y a los niños, a la felicidad infinita de compartir con mamá y papá mientras le enseñan como elevar tan extraño elemento que vuela en el cielo.

La tradición que aun se conserva en muchos hogares de la capital opita, se ha convertido, desde hace muchos años, en el motor económico del mes de agosto de personas como Viviana Olaya, una mujer emprendedora que, junto a su esposo, le apuntan al comercio para sacar adelante a su familia.

Ser ‘cometera’

Viviana Olaya, quien estudia enfermería, cataloga la venta de cometas como una actividad muy bonita, pues más allá de recibir el pago por la venta de las cometas, también recibe la retribución con pequeñas sonrisas. “Lo más bonito es cuando vienen los niños y dicen quiero esta cometa, y la felicidad, como la etapa de todo niño a esa edad”, menciona la señora Olaya.

Según el argot popular, a quienes venden cometas se les dice ‘cometeros’ o eso menciona la señora Viviana Olaya, quien solo tiene cometas en forma de ave, pues las otras formas ya dejaron de ser atractivas en el mercado; es decir, esas cometas de plástico en figuras geométricas como rombos y hexágonos, que eran tan populares hace unos años, hoy ya no son comerciales y han sido reemplazadas por los ‘chulos’ que conservan la forma de un pájaro y vienen en un material textil que permite estampados, de ahí la popularidad de dichas cometas en losa niños.

La dificultad

Ser ‘cometera’ no es una tarea fácil, el día comienza muy temprano para realizar las labores del hogar, para luego alistar innumerables chulos de diferentes tamaños, colores y estampados y poderlos colgar y que a la vista llamen la atención mientras el viento los hondea. Sin duda lo más difícil, como menciona Viviana es el inclemente rayo de sol, muy típico de la ciudad de Neiva. “Lo más difícil de vender cometas es este rayo de sol, que se quema uno mucho en todo el mes de agosto y el polvo; eso es como lo más dificil, el rayo de sol de la ciudad de Neiva”, comenta mientras acomoda su atuendo predilecto para la venta de los coloridos chulos, pues la intención siempre será no quemarse, por lo que la gorra, las mangas, el pantalón largo, los zapatos cerrados y la hatta árabe para cubrirse el cuelo y el rostro, son indispensables pues es mejor tener calor que quemaduras por el sol.

Otro punto difícil es el precio de las cometas, según algunos ‘cometeros’ los precios de estos elementos han incrementado mucho y las ganancias por cada venta podrían oscilar entre los dos mil o cinco mil pesos, lo que se interpreta como poca ganancia por cometa vendida, pues el sol, la deshidratación y el polvo, hacen que sea un emprendimiento complejo.

Bajo un sol canicular, Viviana aprovecha estos días de agosto para vender cometas de diferentes motivos y tamaños.

El punto

Sin embargo, Viviana y su familia han decidido continuar emprendiendo con las cometas; llevan nueve años saliendo cada agosto frente al parqueadero de la feria, ubicado en la carrera 16 con calle 41 junto a los centros comerciales. Allí disponen de una gran exhibición de estos elementos para todos los gustos, manejando las figuras y muñecos que más gustan en los niños, en las niñas, en los jóvenes y en los adultos.

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