Algunos lectores, entre ellos profesores vinculados al programa “Prensa Escuela”, solicitan que quienes escriban en LA NACION sean más cuidadosos, revisen bien y corrijan a tiempo los textos para que no aparezcan tantos errores gramaticales y ortográficos, en especial en las páginas informativas sin eximir de ellos otras secciones. (Columnas de opinión, clasificados, publicidad, crucigrama, especiales.) Defensora del lector LA NACION E–mail:defensoradellector@lanacion.com.co Algunos lectores, entre ellos profesores vinculados al programa “Prensa Escuela”, solicitan que quienes escriban en LA NACION sean más cuidadosos, revisen bien y corrijan a tiempo los textos para que no aparezcan tantos errores gramaticales y ortográficos, en especial en las páginas informativas sin eximir de ellos otras secciones. (Columnas de opinión, clasificados, publicidad, crucigrama, especiales.) De los errores ortográficos que aparecen en la información de las ediciones del 4 al 8 de marzo, listé en orden regresivo algunos con el fin de que, quienes los cometieron, procuren no volver a caer en ellos.
- “… recuperación de esta maya vial…”. (Página 10, jueves 8 de marzo). Forma correcta: malla
- “…con la intensión de causar daño…”. (Página 32, jueves 8 de marzo). Forma correcta: intención
- “…en la que está sumida la maya vial nacional…”. (Página 10, miércoles 7 de marzo). Forma correcta: malla
- “…sólo las toman para votarlas más adelante…”. (Página 11, miércoles 7 de marzo). Forma correcta: botarlas
- “…que hacienden aproximadamente…”. (Página 14 miércoles 7 de marzo).Forma correcta: ascienden
- “…para haber si adoptan los planes de contingencia…”. (Página 14 miércoles 7 de marzo).Forma correcta: para ver
- “…así que no hay escusa para acompañar…”. (Página 21, miércoles 7 de marzo).Forma correcta: excusa
- “…el Concejo ha trabajado a liderado…”. (Página 11, martes 6 de marzo).
- Forma correcta: ha trabajado, ha liderado.
- “…por donde fue encausado el río Magdalena”. (Página 5, lunes de marzo). Forma correcta: encauzado
- “…los contratistas de Impreyilo…”. (Página 2, domingo 4 marzo). Forma correcta: Impregilo
- “Soy poco parrandera, pero debes en cuando salimos con mi esposo…”. (Página 8, domingo 4 de marzo). Forma correcta: de vez
- “…de forma consiente…”. (Página 23, domingo 4 de marzo). Forma correcta: consciente
Errores de acentuación
- “…el país conoce que está semana…”. (Página Central, domingo 4 marzo). Forma correcta: esta
- “…Sandra Morelli dejo en claro que…”. (Página Central, domingo 4 marzo). Forma correcta: dejó
- “…ella llamo a un primo…”. (Página 32, domingo 4 de marzo). Forma correcta: llamó
Nombres propios Retomo el tema sobre la forma como se deben escribir los nombres propios frente a la solicitud que hiciera la semana pasada una lectora, para que se respete que en el caso de José Eustasio Rivera Salas, autor de “La Vorágine”, su segundo nombre se escriba con ese (s), no con ce (c) como apareció en el crucigrama del pasado primero de marzo. En éste, el espacio correspondiente a la letra ese (s) se cruzaba con el inicio de la palabra Cal (óxido de calcio, inv.), por lo cual Eustasio, segundo nombre de “Tacho” como lo llamaban cariñosamente, aparecía como “Eustacio”. “No es así como nos enseñaron a escribir el nombre de nuestro novelista”, decía nuestra lectora, ante lo cual se abrió el debate por aquello de que los nombres propios no tienen ortografía. Al respecto, don Camilo Francisco Salas Ortiz, presidente de la Academia Huilense de Historia, afirma que aún cuando los nombres propios no tengan ortografía, se deben escribir como aparece en el documento que identifica a cada persona. En el caso del novelista, “siempre firmó como José Eustasio, así su padre lo hubiera bautizado como José Eustacio, según copia de la partida de bautismo que reposa en nuestra Academia”. Dicha copia del original del archivo de la Parroquia de la Inmaculada de Neiva (Folio 20 No. 76) dice textualmente: “En Neiva a veintiséis de Febrero de mil ochocientos ochenta y ocho, bauticé solemnemente a un niño de ocho días de nacido a quién llamé José Eustacio, hijo legítimo de los Señores Eustacio Rivera y Catalina Salas…”. “En la época en que él nació no existía el registro civil de nacimiento. Este comenzó a ser expedido en Colombia en 1928, año en que casualmente murió “El Cantor del Trópico”. El decidió escribir su segundo nombre con ese (s). En vista de que no tenemos copia de su documento de identidad y al no saber con certeza cómo aparecía en él, lo debemos escribir como aparece en su propia firma, esto es con ese (s)”, afirmó Salas Ortiz, quien presentó como prueba varias ediciones de la revista “Huila”, órgano de difusión de la misma Academia. Otra prueba es el original del soneto “El Beso” que conserva la Sala “José Eustasio Rivera” de la Biblioteca Departamental “Olegario Rivera” con la firma del autor con ese (s), como indica el académico Salas Ortiz. En vista de los errores señalados, urge que todas estas palabras mal escritas sean tenidas en cuenta en su forma correcta por los mismos profesores para que, a manera de experiencia enriquecedora, niños, niñas y jóvenes apliquen en forma debida sus buenas enseñanzas. Frente a los yerros, el ex magistrado Álvaro Falla Alvira, gran lector de LA NACION, afirmó que por fortuna en los últimos días han disminuido mucho. “Antes eran más, tanto en lo escrito por los periodistas como por los columnistas”, dijo. Expresó además que hay que ser muy cuidadosos puesto que los periódicos, en general, son órganos de difusión del idioma, en este caso el español y que por lo tanto es imperativo redactar bien.“Ello implica tener en cuenta las nuevas normas de la Real Academia de la Lengua” y recordó que en Medellín tuvo lugar hace unos años una importante reunión en la que aprobaron varios cambios que debemos conocer todos, incluidos los periodistas y los columnistas. Ya que la prensa debe informar, orientar, entretener y educar, al cometer en forma reiterada esta clase de errores se afecta la credibilidad de quien escribe y del medio de comunicación, más aún cuando el periódico es usado como herramienta de aprendizaje por cientos de niños, niñas y jóvenes estudiantes quienes, bajo la orientación de sus padres y profesores, acceden a él en sus casas o en el colegio. Tengamos siempre presente que todos esos muchachos hacen parte del gran potencial de lectores a quienes, en vez de ahuyentar, debemos cautivar con la buena aplicación de las normas propias del idioma. Nadie está exento de cometerlos, pero, como lo expresa el ex magistrado, hay que tener cuidado para no incurrir en ellos.
