Es mamá y lidera el arma de comunicaciones en el Ejército

Dos roles que requieren de mucha responsabilidad cumple la oficial Leidy Patricia Rey Narváez, quien es la capitán del arma de comunicaciones de la Novena Brigada en el Huila y es madre de tres pequeñas niñas que siempre la esperan en su hogar. La neivana lleva 15 años en la institución demostrándose a sí misma y al país que pese a que no tiene la misma fuerza de los hombres, si tiene las mismas capacidades para guiar a su equipo de trabajo.

Si hablamos de berraquera, la oficial Leidy Patricia Rey Narváez, quien es oriunda de Neiva, es un claro ejemplo de esa frase que la ha caracterizado en sus 15 años de trayectoria en las Fuerzas Militares. Ingresó a la Escuela Militar de Cadetes José María Córdoba en Bogotá, el 10 de enero de 2009, no por casualidad, sino porque Dios la puso en este camino para servir a la patria.

Su sueño de niña fue vestir con orgullo el uniforme del Ejército Nacional. Esta idea le nació porque en su infancia influyó una serie de televisión llamada Hombres de Honor, programa que le cambió su forma de ver y pensar la vida.

“Me impulsó el don de ayudar a la gente, anhelaba ingresar con el fin de servir a mi patria”, expresó la capitán Rey. Aunque no contaba con los recursos para el curso de oficial, Dios le dio la oportunidad de presentarse en una convocatoria de mujeres de filas o armas.

Fue así como a sus 17 años se incorporó junto con 1.500 mujeres logrando pasar los filtros para conformar la primera promoción de mujeres de armas, es decir, las que tenían el mando sobre los soldados.

Superó paradigmas

“Fue todo un proceso de adaptación a la institución porque en esa época no había mujeres que pusieran a un soldado a hacer de pecho, entonces nosotras fuimos como el experimento para abrirle las puertas a más mujeres y lo hemos logrado, creo que las mujeres hemos puesto en alto el nombre del Ejército”, explicó Leidy.

Poco a poco se fue ganando el respeto de sus subalternos siendo un ejemplo de entereza. “He ganado con sudor nuestro cargo, nuestro grado y hemos sacado adelante las misiones que nos han puesto”, añadió.

Su formación

En el año 2014 hizo el curso avanzado de combate de alférez, en el año 2016 hizo el curso de jefe de salto, en el año 2018 hizo el curso de maestro de asalto aéreo y en el año 2020 fue la primera mujer de las Fuerzas Militares que se convirtió en tiradora de alta precisión.

“Quería hacer algo más y demostrarles a los hombres que yo sí podía, porque no me dejaban por el hecho de ser mujer y creían que no podía con algunas actividades, pero me dieron la oportunidad y se dieron cuenta de que nosotras, aunque no teníamos la misma fuerza de los hombres, si teníamos las mismas capacidades”, afirmó Rey Narváez.

Se especializó en el arma de comunicaciones. “Me llamó la atención porque es un arma que, si no existiera, el Ejército no tendría cómo realizar una operación, cómo garantizar una comunicación tanto con el comando superior como con el subalterno, en todo el Ejército se necesitan las comunicaciones”, añadió.

Su labor es ser el ángel de la guarda de los soldados que están insertados en la densa selva, es quien permite en tiempo real que el comandante pueda impartir sus órdenes cuando están en el área de operaciones y finalmente es quien guía a su equipo de trabajo para evacuar a los soldados heridos en combate o despejar hasta el último militar de una zona en cualquier rincón del Huila.

“Me inquieta saber que hay personal en el área de operaciones que a veces no pueden garantizar la señal y nosotros de este lado debemos saber cómo llegar a ellos buscando formas alternas. Tecnológicamente se ha avanzado y no nos podemos quedar sin comunicación”, recalcó.

Su rol de madre

Detrás de ese uniforme hay una mamá de 32 años con tres hijas; una de 8 años, otra de 4 años y la última de 20 meses, que la esperan en su hogar. Su rutina de trabajo requiere de la mayor parte de su tiempo, por lo que los espacios que tiene para compartir con ellas son de calidad.

“Ser mamá y militar es complejo porque la mayor parte del día la dedicamos a nuestro Ejército, pero el tiempo que nos queda la utilizamos para compartir con nuestras familias y la optimizamos de la mejor manera”, aseveró.

Su exitosa carrera ha sido forjada por vocación y amor a la institución y al país. “Aquí pasamos días sin ver a nuestros hijos y nuestras familias, noches en vela porque estamos aquí con una misionalidad. Esta es nuestra primera casa porque desde que nos levantamos estamos acá y hasta que vemos toldar el sol regresamos, pero debemos estar disponibles 24/7”, concluyó.

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