Explotación minera, entre la informalidad y la legalidad

Una disputa por la legalidad es la vivida por los mineros en el municipio de Íquira, Huila. Mientras los integrantes de la Asociación Agrominera cuentan con los títulos mineros que les permite la explotación legal Una disputa por la legalidad es la vivida por los mineros en el municipio de Íquira, Huila. Mientras los integrantes de la Asociación Agrominera cuentan con los títulos mineros que les permite la explotación legal, los dueños de la tierra, quienes desde hace años desarrollan la actividad, están por fuera de la agremiación y son tildados de ‘ilegales’. LA NACIÓN visitó la zona y presenta una radiografía de la situación. CAROLINA AMÉZQUITA CASTRO LA NACIÓN, NEIVA El oro, metal precioso que atrae a muchos y despierta ambiciones, hoy es la manzana de la discordia en el municipio de Íquira, tierra rica en el metal. Mientras los dueños de las tierras no cuentan con permisos necesarios para operar en la legalidad, la Asociación Agrominera, integrada en su mayoría por habitantes de municipios cercanos, poseen los títulos mineros expedidos por el gobierno nacional. LA NACIÓN visitó la zona y entrega un informe especial. Tras la frondosa y colorida vegetación del municipio de Íquira, existen cientos de socavones que muchas veces pasan inadvertidos en el exterior, pero que pueden alcanzar profundidades hasta de 200 metros. A través de los años, la explotación del oro se convirtió en la fuente de ingresos favorita de los iquireños. Actualmente existen cerca de 30 familias dedicadas totalmente al oficio, que deja 180 empleos directos y 300 indirectos. Además de la generación de empleo y activación económica, la explotación del metal es una tradición que pasa de generación en generación, cientos de familias han salido adelante gracias a la actividad y hoy en día sus hijos lideran el negocio. Jairo Calderón* lleva 17 años en la explotación de oro, contrario a lo que se pensaría, es un hombre humilde y sabio, a quien la fiebre del oro no se le subió a la cabeza. “Aquí empezamos con puntero y maceta, llegó un señor que sabía de eso y fue quien nos enseñó, en seis meses yo ya sabía como era el negocio y ahí me quedé”, comentó el minero de 54 años, al recordar que en esa época la agricultura no daba para sostener la familia. Nueva tecnología La llegada de maquinaria y nuevas formas de explotación, fueron cambiando el panorama para los mineros. “Por aquí estuvo durante mucho años el ‘Koreano’, llegó con unas plantas grandísimas y nuevas que le hacían en Antioquia, con él aprendimos como funcionaban y donde las compraba. Luego las autoridades llegaron lo multaron y el prefirió vender le a una empresa que quedarse”, afirmó Calderón. Del martillo impulsado con la fuerza pasaron al martillo eléctrico y molinos que convierten las grandes rocas en fina arena para sacar el metal precioso. Sin embargo y a pesar del buen precio del oro, las utilidades que deja el negocio no son tan altas, más cuando se trabaja de forma artesanal o con una pequeña planta. Desde entonces, Calderón se hizo a la maquinaria básica, necesaria para la explotación del oro. “Poco a poco fui comprando cositas, al principio eran más elementales, luego fueron sacando unas más avanzadas y de ahí mismo las pagaba”, relató. Con la maquinaria la producción creció y el negoció mejoró considerablemente, tanto en nivel de trabajo como en ingresos. “Se hace más fácil la extracción, aunque esto siempre tiene su trabajo, pero las máquinas de uno u otra forma ayudan mucho”, dijo el minero. ‘No todo lo que brilla es oro’ Aunque muchos pensarían que trabajar en un mina es significado de riqueza, el proceso que debe realizarse para obtener el metal es tan complejo que ni siquiera en su etapa final se logra verse el anhelado metal. “Primero el trabajo en el socavón para sacar las piedras de la veta, de ahí pasan a la trituradora de mandíbula y salen piedras más pequeñas que entran al molino de bolas que las convierte en arena; luego esa arena se pone en la mesa concentradora que separa lo que no sirve del concentrado (material con alta concentración de metal)”, explicó el minero. Posteriormente la fina arena ingresa a un granulador durante una hora que cambia su aspecto, se pone en bultos y se lleva a una planta procesadora donde finalmente se extrae el oro. “Nosotros vendemos la arena que sale del granulador para que sea puesto en agitación durante 24 horas, allí es donde finalmente se separa el oro de la tierra”, expresó. En una quincena de trabajo es posible sacar hasta 15 toneladas de material, dependiendo de la capacidad de la planta procesadora, por cada tonelada se calcula que pueda extraerse entre cinco y diez gramos de oro. “Eso es muy relativo porque esto tiene mucho gasto, a veces cuenta uno con suerte y saca buen cantidad de oro, como otras veces nada…yo diría que apenas sale la inversión con los gastos, dejando una ganancia muy pequeña”, sostuvo el minero. Actualmente un gramo de oro cuesta en el mercado 58.000 pesos. “Es muy difícil determinar un promedio de lo que extraemos, pero digamos que normalmente son 40 gramos, lo mínimo que hemos sacado cuando está malo son 20 gramos y cuando está bueno entre 50 y 80 gramos”, expresó Calderón. Desde que los dueños de las minas tomaron conciencia de los riesgos que se corren dentro de la minería, hacen contrataciones con todas las exigencias de la ley. “Uno se consuela con sacar lo de pagarle a los trabajadores y los gastos, más cuando hace un par de años empezamos a pagar nóminas de ley, con seguro médico, pensiones, riesgos profesionales, regalías para el municipio, entre otras”, dijo Calderón. Un minero devenga un salario de 880.000 pesos, cumpliendo un horario de 7:00 a.m. a 4:00 p.m. con todas las prestaciones de ley. “Vendemos a quien lo pague mejor en Neiva quincenalmente, vamos lo vendemos, pagamos los trabajadores y si no queda nada para nosotros a seguir trabajando. Asociación minera La Asociación Agrominera de Íquira fue creada por los propietarios de la tierra hace ocho años, al ver la necesidad de organizarse y solicitar los títulos mineros. “Nosotros la creamos trajimos unos ingenieros y luego fuimos vinculando más personas. Sin embargo hace seis meses nos sacaron con argumentos débiles como que nos quedamos en una cuota o que no fuimos a una reunión”, expresó Calderón. Por ello actualmente los cinco mineros que quedaron por fuera de la asociación, solicitan ante la Gobernación del Huila y el Gobierno Nacional los permisos respectivos explotar sus tierras. “Inicialmente los integrantes de la cooperativa eran de la zona, pero hace un tiempo empezaron a excluir a los socios fundadores, tanto así que de 30 socios actualmente tiene 17. Los excluidos son personas que durante toda la vida se ha dedicado a la minería y ahora mediante acciones legales se les determinó la suspensión inmediata de la actividad al no tener los permisos necesarios”, expresó Darwin Leiva, alcalde del municipio de Íquira. Según el mandatario, en el municipio se viene presentando la reactivación de la economía a través del oro. “La Asociación cuenta con todos los requisitos para hacerlo, licencia ambiental, títulos mineros, aunque por el momento gestionan el permiso para el manejo de pólvora ante Indumil y el Ejército Nacional, por eso también están paralizadas las explotaciones”, dijo. Operativos En diciembre del 2011, la CAM, funcionarios de Ingeominas y la Policía Nacional realizaron un operativo que terminó con el cierre de las plantas informales. “En este momento la única planta que existe de explotación no formal se encuentra paralizada, hemos hecho y puesto al alcance de las autoridades todo para controlar la explotación minera”, afirmó Leiva. Para el mandatario, lo que sucede en su municipio es la injustica de la normatividad. “En este momento los que tienen el título minero y permisos de la CAM no son dueños de la tierra; y los que están por fuera de la cooperativa, a los que no dejan trabajar son los dueños de la tierra. Ellos tienen una solicitud para los permisos que se está analizando”, comentó. Durante nuestra visita comprobamos que los propietarios de las tierras y las minas continúan operando a media marcha, ya que tienen la explotación del oro como su única fuente de ingresos. ‘Son ilegales’ En diálogo con LA NACIÓN, José Ignacio Pérez, presidente de la Asociación Agrominera de Íquira, afirmó que actualmente tienen permiso solo por 19 puntos o socavones para la exploración minera. “Desde septiembre no estamos trabajando porque estamos legalizando el permiso para la utilización de explosivos, los que siguen trabajando son los ilegales, los que fueron asociados y ya no lo son”, explicó Pérez. Asimismo, afirmó que los mineros fueron retirados de la agremiación tras no cumplir con los estatutos. “Pago de regalías, el tema de seguridad, entre otros”, dijo. Sin embargo, los mineros de hecho afirmaron a LA NACIÓN que han hecho lo posible por reintegrarse sin que su solicitud sea tenida en cuenta. “A la fecha los demás socios que continuamos hemos hecho inversiones por 11 millones de pesos cada uno y ellos no quieren pagar el mismo valor, pero si quieren que les demos el permiso para la explotación legal, lo cual no podemos hacer porque nuestro permiso no llega hasta la tierra que ellos explotan”, puntualizó el Presidente. Por ello la Administración Municipal envió una solicitud a Ingeominas para que revise en detalle el caso de Íquira. “Que le solucione la situación a los de la Asociación y los mineros de hecho, porque así como concedido permiso a la cooperativa también recibe la solicitud de los demás, queremos que nos aclare y suspenda la licencia que tiene la cooperativa hasta que se defina la situación”, aseguró el mandatario. Luego de radicar dicha petición, será el Gobierno Nacional entonces quien decida las solicitudes de los permisos, bien sea para los dueños de las tierras que llevan años desarrollando la actividad o para la Asociación, que aunque no posee las tierras tiene la facultad de ingresar a cualquier propiedad a realizar la explotación, ya que el subsuelo el propiedad del Estado. Fotos Oscar Roldan Por cada socavón se contratan cerca de diez mineros. La explotación de oro en Íquira genera 180 empleos directos y 300 indirectos. Explotación minera, entre la informalidad y la legalidad Los mineros trabajan las ochos horas reglamentarias, hoy día gozan de todas las prestaciones de ley. Algunas minas alcanzan profundidades hasta de 200 metros, sacando cerca de 20 toneladas al mes. En Íquira aún existen pequeñas plantas en las que la explotación se realiza forma más artesanal. Darwin Hernán Leiva

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