La Jueza Cuarta Civil Municipal de Neiva murió anoche intempestivamente, en una reunión de integración rotaria. Un infarto le apagó su meritoria vida. La Jueza Cuarta Civil Municipal de Neiva murió anoche intempestivamente, en una reunión de integración rotaria. Un infarto le apagó su meritoria vida. LA NACIÓN, Neiva Un fulminante paro cardiaco apagó anoche sorpresivamente la vida de la Jueza Cuarta Civil Municipal María Mercedes Falla Yepes. 
El infarto le sobrevino durante una cena de integración rotaria, que se desarrollaba en la residencia del abogado José Vicente Ortiz Salas. La profesional, quien tramitaba su pensión de jubilación, era hermana del ex directivo de Ecopetrol Carlos Francisco Falla y prima hermana del magistrado del Consejo de Estado Alberto Yepes Barreiro. Además, fue la hija consentida de sus padres, el ex magistrado Lizandro Falla, ya fallecido y de Bertilda Yepes de Falla, quien sobrevive. “Era el alma de la casa, elegante, dinámica, recta, de grandes principios que consolidó en la judicatura”, expresó el consejero de Estado Alberto Yepes. “Mechitas se encontraba dichosa. Debatimos varios temas de la actualidad y poco antes de la cena le sobrevino el infarto. Murió sin quejarse, sin decir nada”, narró Ortiz Salas. Los demás asistentes, entre ellos Luis Alberto Amaya Celia Borrero de Vásquez, le presentaron los primeros auxilios pero fueron en vano. “Intentamos reanimarla lo que más pudimos, pero no hubo nada que hacer. En silencio, sin dolor, se fue quedando quieta”, relató visiblemente consternada la señora Borrero de Vásquez. Su esposo, Neftalí Vásquez, uno de los directivos del Club Rotario Neiva Las Ceibas, también asistía a la reunión. El abogado compartió con ella, toda una carrera de gestión social, impulsada desde hace tres décadas con el Club Rotario. Por eso su deceso inesperado los impactó profundamente. El sacerdote Juan Carlos Liévano, quien se encontraba en el sitio, como invitado, le aplicó los santos óleos cuando los paramédicos constataron que no tenía signos vitales. “Su partida nos conmueve profundamente. Además de ser una gran profesional, como abogada y juez, fue una amiga maravillosa, dedicada de corazón al servicio público pero también a una admirable labor social”, declaró el ex gobernador rotario Carlos Eduardo Rojas. La judicatura la ejerció con decoro, no como un empleo, sino como un modo de vida. La Universidad Santo Tomás, le dio los postulados que le inspiraron la ecuanimidad y el equilibrio. Ese trance de administrar justicia, sin apasionamientos, le marcó su carácter mesurado, creativo, orientado por la razón como un legado que ahora cobra fuerza con su partida.
