La Nación
COLUMNISTAS

Falso colombianismo – Luis Alfredo Ortiz Tovar.

No podemos con un falso colombianismo venir de buenas a primeras a desconocer el fallo que acaba de emitir la corte Internacional de Justicia en el litigo que de vieja data teníamos con Nicaragua. No podemos con un falso colombianismo venir de buenas a primeras a desconocer el fallo que acaba de emitir la corte Internacional de Justicia en el litigo que de vieja data teníamos con Nicaragua. Las decisiones de una autoridad jurisdiccional, sin desconocimiento de los derechos de sus interesados, deben ser acatadas; esta es la esencia de la Jurisdicción, sea nacional o internacional. Colombia como integrante de la comunidad internacional y perteneciente a la Organización de las Naciones Unidas, se ha comprometido al delegarle competencia a este organismo internacional (CIJ) para que mediante decisiones jurisdiccionales resuelva conflictos donde quiera que existiesen con los demás Estados que han llevado a cabo similar proceder. No podemos como colombianos, hacer eco en una muestra recalco, de falso colombianismo, de representantes del gobierno, en el sentido que una opción que le queda al país frente al fallo (que lógico hay que decirlo es en detrimento del mismo y puntualmente de sus habitantes, de aquellos que a diario salían a buscar el pan en las lejanías de un mar tan alejado como el Estado mismo los había tenido),es desconocerle a rajatabla, como si no fueran mas graves las sanciones que se nos vinieran encima frente a una postura de semejante laya. Tampoco es tiempo de rasgarnos las vestiduras comentando que fue una flaca defensa, que no debimos habernos sometido a dicha competencia, que si el tratado entre los dos Estados estaba vigente teníamos simplemente que aplicarlo, etc.  Simplemente ningún lamento aplica a la hora de afrontar la realidad; y no menos ilusorio el pensar en revisar el fallo, o impugnarlo, por que simple y llanamente estas decisiones por el rango del órgano que la emite tienen el carácter de inatacables. Lastimosamente, siempre colocamos los ojos en personas, lugares o poblaciones, cuando han tenido un duro y cruento impacto; a los indígenas los visitan cuando sus poblaciones son mancilladas, los poblados apartados suenan cuando son noticias por tragedias  y en este caso San Andrés y sus aledañas islas e islotes, están siendo visitadas al haber sido las mas afectadas por la sentencia pronunciada. Seguro estoy que difícilmente un colombiano no ha sentido dolor de patria por la decisión proferida, pero en aras de no mancillar la dignidad de nuestra nación, nosotros mismos habremos de ser los primeros en respetar lo decidido, siendo solidarios con nuestros compatriotas y sintiéndolos mas que nunca colombianos, no vaya y sea que un abandono mas, les cree la necesidad de no seguir siendo  parte de los nuestros.