Tras un receso de 19 días, delegados del gobierno y de las Farc reanudaron ayer la duodécima ronda de conversaciones de paz, para poner fin al conflicto armado. La nueva ronda estará centrada en la participación política, que contempla garantías para la guerrilla cuando deje las armas y medidas para su incorporación a la vida civil.
El jefe de la delegación oficial, Humberto De la Calle, insistió en que el proceso de conversaciones que se adelanta en Cuba no es para que las Farc hagan política, sino para pactar el fin del conflicto.
Asimismo descartó la posibilidad de un cese al fuego antes de firmarse un acuerdo final. “Estas conversaciones, tal como lo señaló el Presidente Santos esta semana, se dan en medio del conflicto. No hay cese al fuego. La guerrilla deberá responder por todo lo ocurrido en medio del conflicto”, insistió el jefe de la delegación.
De la Calle aseguró que sólo si se pacta un acuerdo sobre los seis puntos de la agenda, el grupo guerrillero podrá hacer política, pero “sin armas, en democracia, una vez se hayan desmovilizado”. Además, explicó que de lo que se trata es de crear las condiciones óptimas para que las Farc se transformen en una organización legal y puedan ejercer la oposición desde la democracia. Pero aclaró que el compromiso no sólo debe venir del Estado, sino también de la guerrilla.
“Las conversaciones deben generar obligaciones para ambas partes. No se trata solo de que el Estado otorgue garantías. También corresponde a las Farc brindarlas. Para que cese la violencia. Para que las víctimas estén en el centro de sus preocupaciones. Para que todo ciudadano pueda hacer política sin intimidación”, afirmó De la Calle.
Doble rasero
Por su parte, los delegados de las Farc afirmaron que el gobierno aplica un doble rasero, pues mientras lanza "al mundo discursos de paz", persiste "en mantener y profundizar las causas de la confrontación, una de las cuales es sin duda el problema de la tenencia y uso de la tierra".
"De nada serviría hablar en La Habana de la limitación de la propiedad de tierra, del freno a su extranjerización, de su formalización a favor de los pobres y de la soberanía nacional, si el gobierno convierte lo acordado en palabras vacías que se las lleva el viento", dijo Andrés París.