Acaba de cumplir 100 años de vida y tiene los mayores deseos de seguir viviendo. Es la mujer más trabajadora de esta localidad. Acaba de cumplir 100 años de vida y tiene los mayores deseos de seguir viviendo. Es la mujer más trabajadora de esta localidad. HUMBERTO SOSA SIMBAQUEVA LA NACIÓN, AGRADO Cumplir cien años de vida es toda una etapa de grandeza y de méritos, no solo para quien llega a estas efemérides, sino para quienes los celebran y festejan, sobre todo en momentos tan difíciles como los que le ha tocado vivir en medio de dificultades de toda índole. Por ello, en el municipio del Agrado, tierra pacífica, de trabajo, dedicada a la productividad, se encuentra doña Flora Orozco García, quien mientras todos se alistaban para celebrar el cierre del año viejo y recibir entre abrazos, risas, alegrías y también tristezas por lo que fueron los pasados 365 días, ella espera recibir un nuevo día en medio de la esperanza que Dios le trae y que todos los días sean mejores, recordando lo que la memoria le aguante y lo que el reflejo de la vista le permita observar. Flora cumplió 100 años. Un centenario de vida, de muchas alegrías, felicidades, armonías y tristezas como todo ser humano. Hoy sus hijos: Andrea, Heriberto, Víctor, Daniel y Marina, sus 33 nietos, 55 Bisnietos y un tataranieto, recuerdan en nombre de Dios a su esposo Víctor Sons Cerquera y dos de sus hijos muertos, quienes según ella han sido su fortaleza. “Mi Dios me ha dado la posibilidad de vivir harto tiempo. Hoy me acuerdo todavía de como eran las calles del Agrado. Hoy está grande el pueblo, pero me toca trabajar como siempre. Mis hijos me llevan a pasear y yo descanso, pero me duele todo, ya no es mucho lo que recuerdo, porque la memoria a uno le comienza a faltar, pero ahí vamos”, dice la centenaria mujer, quien nació en El Agrado, y por lo general ha vivido allí, aunque estuvo por los lados de Los Llanos del Yari en su juventud y también recorrió parte de Valparaíso en el Caquetá. Fue una buena panadera, conoce el trabajo de cría de animales como aves, ganados y oficios del campo, pues sus hijos los formó de esa manera y sirviendo a los demás como buena católica y persona de sanas costumbres. “Los niños tienen que ser juiciosos y la mujeres pues muy respetuosas. Hay que tener buenas acciones y sanas costumbres porque así es que Dios lo quiere a uno. Yo viviré con mis hijos y con los niños hasta cuando Dios se acuerde de mí”, dice con cierta paciencia. Esta familia tiene hoy no solo la celebración por la bienvenida de un nuevo año, y despedir el que parte cargado de tristezas para muchos, sino que esperan celebrar que hace 100 años llegó al mundo Flora Orozco García, quien con el paso del tiempo y de los años ha sido una excelente madre, esposa y hoy rodeada de sus nietos, bisnietos y demás allegados puede felizmente decir que cumple un año mas de vida.