Sabor Costeño, en el norte de Neiva, guarda en su cocina toda la cultura gastronómica popular del Caribe colombiano.
Si hay algo que nos encanta a los amantes de la comida son las frituras. Y si tienen sabor costeño, mucho mejor.
Difícilmente alguien puede resistirse al aroma de un alimento recién frito ni mucho menos a su color dorado. Nada raro que estas delicias del Caribe colombiano hayan sido, al menos una vez, el motivo de un debate interno para los dueños de una vida ‘fit’. Casi imposible decir que no.
Afortunadamente no es indispensable la brisa del mar en Neiva para poder disfrutar de esas viandas, pues en el norte de la ciudad funciona Sabor Costeño, un local modesto en donde cada tarde las arepas de huevo, las carimañolas, las butifarras y los patacones rellenos, entre otras ricuras, se vuelven protagonistas. Sabrosos protagonistas.
Desde Valledupar llegó esta delicia para conquistar a los paladares desprevenidos que transitan por la concurrida esquina de la carrera primera y la calle 55, entre los barrios Cándido Leguízamo y Carlos Pizarro de Neiva.
Del Caribe a Neiva
No hay nada más caribe que una arepa de huevo y en Sabor Costeño lo saben bien.
Cocido en fritura profunda, este disco de masa de maíz no solo guarda un huevo que ha sido frito desde cero en su interior, sino toda la tradición heredada de los esclavos africanos que trajeron con ellos el interesante proceso de cocción en grasa caliente.
Crocante y dorada por fuera y tierna y húmeda en su interior la arepa de huevo sí que sabe ganarse la simpatía de cualquier comensal y si está acompañada con una salsa picante es todo un manjar.
Otras de las delicias que no pude dejar de comer fueron las carimañolas, esos pasteles fritos de yuca y rellenos de carne. Tenerlas en mis manos aún calientes y empezar a degustar la suavidad de su masa, el crocante de su textura y el sabor extraordinario de su relleno, como siempre, fue una experiencia riquísima y digna de repetir una y muchas veces más.
Otro manjar es la butifarra; este es quizás uno de los productos embutidos más apetecidos por propios y comensales de otras regiones del país y del extranjero. A mí me fascinan.
Esas pequeñas bolas de carne de res y de cerdo son el complemento perfecto de una comida típica caribeña. Y aunque su origen es catalán, con el pasar de los años, muchos años, llevan en su preparación todo el sazón y tesón de la raza costeña.
Su característico gusto picante combina a la perfección con los toques ácidos de las gotas de limón.
¿Dónde queda?
Sabor Costeño funciona desde hace quince años. Inició en un carro de comida pequeño que sus dueños, oriundos de Valledupar, ubicaban todos los días, al terminar la tarde, en la calle 55 con carrera primera del barrio Cándido Leguízamo, justo frente al local en donde actualmente atiende para más comodidad de sus clientes (diagonal al ancianato San Matías).
Además de los productos ya mencionados también ofrece papas y arepa rellenas, chorizos y salchipapa costeña. Maneja precios muy accesibles que van desde los $1.200 en adelante.
Su horario de atención es de domingo a domingo de 2:00 p.m. a 10:00 p.m. y cuenta con servicio a domicilio a través de la línea celular 3123929141.
Sabor Costeño viene de una línea familiar que desde hace varias generaciones se ha dedicado a la venta de frituras típicas del norte del país.
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