No soy de los que aplican aquello de que al caído, o caída… No soy de los que aplican aquello de que al caído, o caída… caerle. Ni estimo importante mirar con espejo retrovisor para buscar al, la, responsable o culpables de la inestabilidad político-administrativa que se afrontó en el Huila durante el año que termina. Como expresara Jorge Fernando Perdomo en un comunicado para opinar sobre la sanción que se le infringiera a la gobernadora Cielo González Villa, “los huilenses no podemos volvernos a equivocar”. Si se tiene en cuenta el escaso tiempo que se dispone para la elección de su reemplazo, se deduce que las únicas personas que tienen clara opción de éxito son Perdomo y Carlos Mauricio Iriarte. Culesquiera otra que se postule no tiene ninguna esperanza… Los citados, ahora de nuevo en la mente de los cabalistas como candidatos, tienen a su favor el reciente recorrido por los vericuetos del proselitismo, pero en contra el no tener el presupuesto que requiere otra campaña, sobre todo por el encarecimiento a que fue sometida la pasada ante el derroche de dinero de que hizo alarde la aspirante “victoriosa”. Por supuesto, que sí es Iriarte sus detractores moverán cielo y tierra para alborotarle el avispero de la Procuraduría y se correría el riesgo de repetirse la historia. En consecuencia, y ante la versión en el sentido de que la saliente mandataria cuenta con la plata de sobra para imponer a su sucesor y así de contera seguir en las mismas, urge, entonces, un acuerdo entre estos dos dirigentes, primero, para garantizar el triunfo del más viable, y segundo, evitar el desgaste de las colectividades en contienda. Como se escribiera en una editorial reciente de LA NACIÓN, “el Huila no puede detenerse”. El programa de gobierno de la persona acordada debe ser producto de la fusión de los que ofrecieran al electorado durante los anteriores comicios, siendo lo más esencial, lo que pide a gritos la sociedad, que la entrante Administración Departamental, aparte de caracterizarse por su espíritu emprendedor, debe propender necesariamente por el rescate de la probidad, la ética, la responsabilidad, la austeridad y una inmensa tarea para la consecución de recursos nacionales y extranjeros para el desarrollo de la región. Que sea, pues, motivo para augurar positivamente como venturosos los años que restan de este cuatrienio gubernamental y para que el presidente Santos sea más realista, leal y contemporizador, pero con los colombianos que pedimos justicia, equidad, pensiones y salarios dignos y no reajustes miserables como dijera acertadamente el vice Angelino Garzón, que a todas estas se ha convertido en la piedra en el zapato de nuestro acomodado… Mandatario.