No termina, y demorará bastante en hacerlo, el debate sobre el precio de la gasolina en Colombia, considerado como uno de los más altos del mundo teniendo en cuenta que ya el país registra volúmenes de producción de más de un millón de barriles de petróleo diarios, y que el crudo refinado o sin refinar se exporta en buena cantidad.
Colombia, si bien no puede aún considerarse una nación autosuficiente al nivel de vecinos como Venezuela y Ecuador, sí tiene un auge de su explotación que permitiría – en teoría – ofrecerles a sus ciudadanos un precio mucho menor del que pagamos desde hace varios años.
Ahora se ha acentuado la discusión, luego de que la Corte Constitucional determinó que debe ser el Congreso y no el Gobierno quien establezca el modelo o estructura para señalar el precio de los combustibles; lo hizo al tumbar un aparte de la Ley 1450 del 2011 que, en la práctica, le daba al Ministerio de Minas y Energía la posibilidad de fijar el precio interno sin reflejar, necesariamente, las caídas en el mercado internacional.
El argumento del Ejecutivo era que la plata pagada de más por los consumidores se usaría para que, en momentos de alza, la gasolina no se disparara.
Para los magistrados, es claro que esa disposición equivale a un tributo, y que el único facultado para establecer nuevos impuestos es el Legislativo.
Lo que se pretende es que el precio del galón de gasolina que se paga hoy en el país debe reflejar los precios internacionales de referencia. Y en este momento, esos precios están a la baja, por lo cual se esperaría un descenso, pero el Gobierno insiste que no es posible y que tal decremento implicaría perder cuantiosos recursos que se destinan a programas sociales, enfocados a los más pobres.
Pero si se observa la estructura del costo del galón de gasolina, sí parece viable que haya rebajas en algunos de los factores. Veamos: del costo total del galón, el 79% se le paga al Gobierno a través de un impuesto y tres sobretasas. Es decir que el restante 21% es para los distribuidores y estaciones, en este caso y considerando que hoy en promedio el galón cuesta $8.700, a éstos les quedan – en promedio – unos $1.800 por cada galón. Y ese 79% se distribuye así: el 52%, es decir, $4.500 los recibe Ecopetrol por refinar y distribuir la gasolina; el 13,68%, unos $1.170 los recibe el Estado como sobretasa, es decir, por prestar el servicio; el 11,59%, unos $990 se pagan como impuesto nacional; el 1,01%, unos $87 hacen parte del margen del plan de continuidad que está destinado a contribuirle a Ecopetrol con sus inversiones en exploración. Y el 0,07%, $6,7 corresponde a la tarifa de marcación, que es la distinción con color que hace Ecopetrol del combustible para que éste se diferencie del de contrabando.
De manera que sí hay de dónde recortar, especialmente de quienes más reciben: de la ganancia de los distribuidores y estaciones o de Ecopetrol cuyo 20% es privado.
“De manera que sí hay de dónde recortar, especialmente de quienes más reciben: de la ganancia de los distribuidores…”
Editorialito
El decomiso de 54 tarros de leche en polvo para recién nacidos, realizado por la Secretaría de Salud de Neiva, es un campanazo de alerta. Los productos, no cumplían con los requisitos de almacenamiento, rotulado ni registro sanitario, poniendo en riesgo la salud de los menores. Un exitoso operativo que debe ampliarse para detectar casos similares. ¿Habrá sanciones?