Si sumáramos a quienes en los estadios manifiestan su inconformismo en contra del ‘Petroceso’ que hoy tiene a Colombia en la primera línea de los países productores de coca, entonces se podría asegurar que ya no son miles sino millones, quienes aprovechan estos espacios de aglomeración para alzar su voz, con el único fin de que se oiga mejor el “Fuera Petro” que, lejos de pretender un golpe de Estado, es una catarsis colectiva que invita al presidente de los colombianos a preguntarse, ¿por qué mejor no da un paso al costado?.
Y cómo no gritarlo cada vez más fuerte, si en Colombia y en el extranjero, el nombre de Gustavo Petro resulta sinónimo de ridículo en la mayoría de titulares que hablan de su desgobierno y propuestas incoherentes, muy en contra del bienestar y desarrollo de las regiones en todo el territorio nacional.
Un mandatario quien en vez de apoyar los cultivos de cacao, café, yuca, plátano o caña; manifieste su apoyo en la compra estatal de la cosecha de coca, que tanto daño le hace a los colombianos, no le queda bien el cargo de presidente, sino el rol de jíbaro; porque con esas actuaciones, los únicos que están felices y, que poco van a estadios o conciertos, son aquellos bandidos organizados quienes ya no “al margen de la ley”, ahora se disputarían o tomarían turnos, para además de venderle la coca a los carteles de México, del mismo modo lo podrían hacer con los carteles en Colombia y todo, con el beneplácito del Jefe de Estado.
Por lo anterior, de este gobierno jíbaro que más parece una tripulación pirata, pues el capitán siempre con el perico encima, no se podrán esperar buenas o sensatas noticias, ya que al igual que muchas de las megas obras que prometieron en campaña, se las llevó la marea y, solo queda esperar un saqueo organizado a punta de bandolerismo el cual, por el afán de lucro, no discriminará población alguna.
Ojalá se retumbe en los estadios y espacios de altas afluencias, esa consigna que busca desterrar a Petro y al petrismo de una tierra que merece de su primer mandatario, el apoyo regional para el sector agrícola que además de ingresos, genere bienestar a las familias campesinas y productores.
Como senadora y con base en la oposición democrática que defendemos, no propendemos por un golpe de Estado, mejor hacemos un llamado a un golpe de estadio que le haga entender a quien se hace el de los “oídos sordos”, que ya es hora de construir con los territorios una agenda seria que busque un cambio con beneficios para la población, y no para los bandidos.