A nadie le gusta perder. A nadie le gusta sentir que luego de un gran torneo, el título se haya escapado en el juego definitivo. A nadie le gusta experimentar el sinsabor de la derrota. A nadie le gusta carcomerse de eso que muchos llaman “la tusa futbolera”. Así amanecimos ayer los colombianos que acompañamos a la Selección Colombia durante la Copa América de Fútbol 2024 y que trasnochamos para ver al equipo comandado por James Rodríguez en la final ante la Argentina de Leo Messi. Lamentablemente, las cosas no se dieron.
El gol de Lautaro Martínez, a los 6 minutos del segundo tiempo extra, destrabó a favor de los argentinos un duelo difícil, jugado con intensidad de principio a fin.
“Una estupenda Colombia, que a la final de la Copa había llegado acaso como el mejor equipo de la Copa, también estuvo a la altura de la final y tuvo varias chances para ganar, pero Argentina demostró que a los campeones hay que ganarles por nocaut. El equipo de Néstor Lorenzo perdió además un histórico invicto de 28 partidos. El fútbol aún le debe un título fuerte a Colombia, campeón continental sólo en 2001, como local”, escribió ayer El País de España sobre el vibrante partido, que le permitió a Argentina convertirse en la máxima ganadora continental, con 16 estrellas, una más que Uruguay.
Como ya se veía venir, nuestro James Rodríguez fue reconocido como el mejor jugador de la Copa América. A sus 33 años de edad, fuimos testigos de un James en su mejor versión, similar a cuando jugó el Mundial de Brasil 2014.
Aunque algunos dirán que es consuelo de tontos, sí vale la pena reconocer que esta Selección Colombia mostró sacrificio y valentía en cada juego, y entender que en todo proceso deportivo, de las derrotas surgen lecciones.