El conflicto generado por la decisión del presidente Petro el domingo pasado, de no permitir el aterrizaje de los aviones que traían a colombianos deportados por carecer de las autorizaciones legales generó, como todos sabemos, una furiosa reacción del presidente Trump con amenazas de implementar aranceles del 25% a nuestros productos, incrementados en 8 días a un 50%.
Por fortuna, Petro terminó aceptando el ingreso de las aeronaves pero criticó el modo en que eran tratados nuestros paisanos. Vale anotar que mientras aquí en Colombia un criminal es un asesino, en Estados Unidos un criminal es una persona que ha cometido un delito o acto en contra de la sociedad. Por supuesto, violar las normas migratorias es un acto criminal en los términos gringos. Por tanto, quienes están en EEUU sin la documentación requerida son criminales así no nos guste el término; y, como tales, son tratados desafortunadamente.
Claro que el gobierno colombiano debe atender a nuestros connacionales; es su obligación, pero no debe justificarlo cuestionando las normas norteamericanas. Como consecuencia, la confrontación Petro- Trump está hoy en el campo económico. Y Trump está mostrando el caso con Colombia como la prueba de que va a llegar “a castigar” a México, Canadá y a los países que contribuyan a violar las disposiciones migratorias. Acaba de aumentar los aranceles a estos países (lo cual no hizo en nuestro caso) y, sin duda, seguirá adelante. En Economía sí que somos débiles. Nuestras exportaciones (40% de ellas se destinan al mercado de EEUU son de bienes y servicios no estratégicos) y los importadores tienen posibilidades de sustitución en el mercado mundial en condiciones favorables. Lo que siempre se ha dicho de captar otros mercados no resulta fácil (el mercado europeo tiene exigencias que muchos potenciales exportadores no cumplen, además de no contar con un “mercado latino” ni siquiera en España) Pero hay que insistir ante esta realidad. Finalmente, mientras esto ocurre, Laura Sarabia acaba de posesionarse como Canciller de la República. ¿Con que experiencia? ¿Solo por interpretar fielmente al presidente? ¿Si ahora se está diciendo que la diplomacia debe resolver problemas como el causado por Petro, la presencia de Sarabia garantiza esto? ¡Lo dudo mucho!
En Rusia aprendí que los protocolos diplomáticos se respetan. Y en cuanto a Idiomas, ¿Qué ofrece la nueva Canciller? ¿La ideología vuelve a imponerse? ¡Un futuro crítico, sin duda!