La Nación
Gran idea y maravillosa producción para la COP16 1 17 octubre, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Gran idea y maravillosa producción para la COP16

Merecen muchos premios y seguro que los obtendrán. No es para menos. Estamos hablando del productor musical Miguel de Narváez, de la compañía Sura y de la agencia de publicidad McCann Erickson. Lograron la maravilla de ensamblar un coro natural -lejos de ayudarse con inteligencia artificial- de cantos de aves con sonidos naturales ambientales y animales, interpretando el Himno Nacional de Colombia, nuestro hermoso símbolo patrio (y no se me diga que es patrioterismo), escuchado por primera vez en difusión masiva, aunque parcial, a las seis de la mañana de ayer en la emisora Blu Radio.

Por contrato de la compañía antioqueña Sura, con la idea de McCann Erickson y la maestría del talentoso músico ‘Micky’ de Narváez, pudimos conocer y oír una producción o edición de sonidos de primeras voces de decenas de aves en armonía perfecta con rumores de lluvias, vientos y cascadas, croares de ranas y sapos, el bramido profundo de un jaguar, el interoceánico canto de una ballena y no se de cuántos más elementos que se encuentran en nuestra diversidad natural, obtenidos o grabados de manera directa por un grupo de técnicos que viajaron por la geografía nacional, por selvas, bosques, montes, llanuras, páramos, ríos y mares, recogiendo un invaluable material sonoro y fotográfico.

Gran homenaje para la COP16 que inicia sus encuentros, diálogos y discusiones sobre el medio ambiente universal el próximo lunes 21 de octubre en Cali, aunque en temas como “reparto de recursos genéticos establecido en el protocolo de Nagoya”, Colombia no tendrá voto por no haberlo ratificado aunque fue el primer país en firmarlo.

Hace dos años, en la COP15, la ministra de Ambiente Susana Muhamad prometió que este protocolo se ratificaría, “deuda histórica de los gobiernos colombianos”, dijo, por los grandes beneficios a obtener para nuestro megadiverso país. De este protocolo hacen parte 141 Estados, producto de una negociación dada entre 2006 y 2010, de la cual paradójicamente un colombiano, Fernando Casas, fue copresidente. La abulia del gobierno colombiano nos ha sometido a que Brasil, México y Ecuador, que lo han ratificado y son amigos, asuman el incómodo encargo de negociar a nuestro favor para no quedar por fuera de los enormes beneficios que otorgará la definición de recursos genéticos vegetales, animales, especies acuáticas o microbianos que presenten valor real o potencial de algún gen específico.

¡Oh gloria inmarcesible¡