En medio de anuncios de nuevos movimientos de protesta, con el precio más bajo de la historia reciente y más de 600 mil familias perdiendo plata, la dirigencia cafetera lanza de nuevo prometedores augurios tanto para el fortalecimiento del sector como para la recuperación de todo lo perdido en los dos últimos años. En medio de anuncios de nuevos movimientos de protesta, con el precio más bajo de la historia reciente y más de 600 mil familias perdiendo plata, la dirigencia cafetera lanza de nuevo prometedores augurios tanto para el fortalecimiento del sector como para la recuperación de todo lo perdido en los dos últimos años. La peor cosecha de los recientes 30 años, con menos de 8 millones de sacos, y perdiendo posiciones incluso frente a vecinos que hasta hace pocos años nada representaban en el escenario cafetero mundial, como Ecuador y Perú, ha provocado incluso peticiones de remoción masiva de la dirigencia del gremio y solicitudes para que se dé un real vuelco a toda la política del grano. De esta manera, la Federación en cabeza de su gerente Luis Genaro Muñoz plantea el incremento del área sembrada a un millón de hectáreas, desde las 930.000 actuales, con el propósito de elevar la producción de café a 18 millones de sacos de 60 kilos anuales hacia el futuro. Claro, si las condiciones del mercado lo permiten. En esas estamos. Colombia, famoso en el planeta por sus cafés suaves y de alta calidad, registró su peor cosecha como consecuencia del mismo programa de renovación y de las fuertes lluvias que llevaron a incumplir sus metas en los últimos cuatro años. Y además, dice la Federación, alrededor de 500.000 sacos no salieron al mercado a finales del año pasado a la espera de mejores precios, lo que impidió alcanzar la meta de producción. Contrario a las metas de desempleo, que se fijaron siempre como ideal bajarlas a un solo digito, los cafeteros buscan ahora elevar la producción a sus rangos normales de dos dígitos, por encima de los 11 millones de sacos, obviamente supeditados a ir creciendo en productividad y producción, con el fin de llegar al otro extremo: a la más alta cosecha. ¿Ilusión o realidad? Muñoz dice que se debe aspirar a ampliar las áreas de cultivo y superar el millón de hectáreas para buscar 18 millones de sacos anuales. Por supuesto excusas sobran para justificar la bajísima producción; se alega que cuando se inició la renovación un 70% de los cafetales estaba envejecido y con una baja productividad, lo que hubiera ocasionado una caída más drástica de la cosecha sin posibilidades de recuperación. Y el bendito precio del dólar, que incide en los ingresos pero no en las cosechas. Por ahora, entonces, la meta es que en tres años más la caficultura colombiana esté al menos en un 90% en tres condiciones óptimas: tecnificada, joven y en variedades resistentes al cambio climático. Pero, ¿seguiremos siendo únicamente proveedores de materia prima, cuando es claro que el gran negocio del café es el tinto y sus variedades y no el grano? ¿Procafecol seguirá perdiendo plata, de los cafeteros, en el proyecto Juan Valdez que aún no da ganancias? ¿Mantendremos la estructura de una Federación de Cafeteros que hace rato muestra agotamiento? Temas de fondo que no resuelve una buena cosecha. ¿Mantendremos la estructura de una Federación de Cafeteros que hace rato muestra agotamiento? Editorialito La presidenta de la Fundación Amigos como Arroz Clara Inés Solano de Roa fue elegida por unanimidad Mujer Cafam Huila, postulada por el Club Rotario y la Caja de Compensación Familiar. Sin duda, un gran acierto por la gestión social que viene desarrollando.