Óscar Alvis Pinzón
En Colombia nadie le cree a nadie. Las palabras del presidente y expresidentes, han dejado de tener fe plena y acatamiento general. Desapareció la confianza. La Justicia ha perdido la majestad que le corresponde y el Congreso está desprestigiado. A esta altura del partido, tenemos que reconocer en medio de esta guerra sucia que es difícil saber a ciencia cierta quien tiene la razón. La cercanía de las elecciones y a falta de ideas y programas de gobierno, se hace evidente una peligrosa polarización que atenta contra la legitimidad de las instituciones. Todo ha cambiado, tristemente, en la política y las instituciones. Antes muchos políticos y togados despertaban respeto. Hoy, algunos despiertan sospechas. En estas elecciones que se avecinan los candidatos no están debatiendo las posibilidades de mejorar la calidad de vida de los colombianos. Solo se interesan en espiar y noquear al otro. Parece que lo único que debemos saber es a que bando pertenecemos. La democracia no es polarizar, es el debate de las ideas. ¿Cuál es el futuro próximo que queremos para nosotros? A pesar de lo anterior, pienso que el buen juicio y la sensatez acabarán imponiéndose a la hora de votar. Desafortunadamente la corrupción se volvió el deporte nacional por excelencia y estamos viviendo una emergencia ética y moral.
El Proceso de Paz está pasando por un momento histórico, único e irrepetible. Con nuestro voto vamos a escoger entre una paz imperfecta o una guerra fratricida de nunca acabar. Hay que parar cuanto antes esta guerra que solo toca a los colombianos de a pie (soldados) y los campesinos reclutados (guerrilleros) que se están matando entre sí. El camino recorrido por la paz ya justifica la negociación, porque van quedando claros cuales son los grandes desafíos a vencer y se están planteando soluciones. Tan importante resulta silenciar las armas como impedir que los carteles corruptos, los politiqueros y los avispados de turno, sigan utilizando la democracia y la corrupción para adueñarse del país. El proceso de paz, es lo mejor que le ha pasado a este país en un siglo. Se trata de salvar vidas, de evitar desplazamiento y dolor. Hay que fortalecer la paz. Debemos votar por quien tenga las mejores credenciales para defenderla. No podemos dejar que la paz sea hecha trizas por sus detractores. Resulta que ahora hay guerra por la paz.