¡Hablemos de prostitución!. Por Alexander Molina Guzmán

Porque el periodismo espectáculo nos puso a hablar de eso en el terreno sociopolítico, por cuenta del servicio secreto de Barack Obama, que pasó por aquí y se hechó una “cana al aire”; después de una semana, no paran de poner en primera plana ese hecho. Es decepcionante que la gran prensa nos manipule como estúpidos y quiera hacernos creer que es más “importante” ese hecho sexual que las consecuencias económicas que nos trae el mismo Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos; pero lo más decepcionante, es que haya verdaderos estúpidos creyendo que sí, que es más importante lo primero que lo segundo. Para rematar este espectáculo, nuestra canciller, María Ángela Holguín, dijo que “la prostitución existe en todas partes, donde hay un hombre hay prostitución, entonces no vengamos a decir que eso es Cartagena”. Correcto, no sólo en Cartagena se da la prostitución, pero no es cierto que en donde hay un hombre se da la prostitución, pues la prostitución se origina no porque haya un hombre o una mujer (un puto o una puta), sino por una necesidad material: La de comer, la de vestirse, la de “educación”, la de tener un puesto público o privado…hasta se da por saciar la lujuria. Se da en la clase baja, en la clase media y hasta en la más alta. Pero si creyéramos lo que dijo la canciller, tendríamos que aceptar que Jesús fue quien prostituyó a María Magdalena ¡Santo cielo! Tiene mucha razón el señor Mario Vargas Llosa, cuando afirma, en referencia al último libro suyo “La civilización del espectáculo”, que en este mundo actual, el del espectáculo, el primer valor es ¡el entretenimiento!; es decir, volver frívola la cultura, la ciencia o la política. Por esta frivolidad, se volvió más importante lo que “piensa” Shakira, que lo que piensa Manuel Elkin Patarroyo o Rodolfo Llinás, dos de nuestros eminentes científicos. O volviendo al punto y para ratificar que Vargas Llosa tiene razón, se volvió más importante que unas chicas en Cartagena se abrieran de piernas al servicio secreto de Barack Obama, que la apertura de piernas que Colombia le hace a Estados Unidos por cuenta del TLC. Porque hablando en estos mismos términos, el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos es un acto de prostitución comercial. Con razón dicen las voces críticas y autorizadas sobre esta materia de tratados comerciales, que a Colombia la cogieron con los calzones abajo. La canciller María Ángela Olguín, tuvo también toda la razón cuando dijo que la prostitución se da en todas partes. Es cierto, se da hasta en los tratados de libre comercio. Y si ven, estúpidamente terminé hablando del tema, como si eso fuera importante.

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