¿Hay autoridad?

Dos hechos recientes en la región y el país dejan en serias dudas la noción del real ejercicio de autoridad, de mando, de potestad y/o de fuerza coercitiva que tienen nuestras mismas autoridades, sin que haya habido alguna reacción de sus superiores o de otros estamentos que bien podrían, y deberían, tomar decisiones en torno a ese evidente incumplimiento de una de las funciones básicas que tiene el Estado dentro de una sociedad organizada, esto es que se cumplan los mandatos de la ley y de sus representantes. Dos hechos recientes en la región y el país dejan en serias dudas la noción del real ejercicio de autoridad, de mando, de potestad y/o de fuerza coercitiva que tienen nuestras mismas autoridades, sin que haya habido alguna reacción de sus superiores o de otros estamentos que bien podrían, y deberían, tomar decisiones en torno a ese evidente incumplimiento de una de las funciones básicas que tiene el Estado dentro de una sociedad organizada, esto es que se cumplan los mandatos de la ley y de sus representantes. Y a su vez, la noticia más impactante en el mundo occidental nos da exactamente la lección contraria: el ejercicio de la autoridad con todas las herramientas legales a su alcance y con todo el poderío, el necesario que fuera, para hacer sentir que el Estado, sus leyes y su legítima capacidad represiva no son objeto de burla ni de ellos se escapa nadie. En los dos primeros casos, el frustrado traslado de unos militares presos de la unidad de Tolemaida, conocida ahora como  “Tolemaida Resort” por el notable relajo, caos, desorden e indisciplina que ha imperado allí en los recientes años, pese a que se trata del centro de detención especial para miembros del Ejército, algunos de los cuales ya fueron condenados. Cuando se conocieron las denuncias de la revista Semana en torno a que continuaba el irregular estado de cosas en esa unidad, una de las reacciones fue disponer que los reclusos de mayor indisciplina y con más graves delitos fuesen enviados a prisiones civiles. Ahí fue Troya: sus colegas de presidio se amotinaron y lograron evitar ese traslado. Pero lo más grave es que ni el comandante de Tolemaida ni el del Ejército ni el de las Fuerzas Armadas ni el Ministro de Defensa ni el Presidente, Comandante Supremo, han reaccionado exigiendo que sí se cumpla la orden. En el plano regional, funcionarios de la CAM al lado de otras autoridades trataron de detener la ya avanzada construcción de una carretera ilegal y de alto impacto ambiental en área muy cercana al protegido Parque los Guácharos. Hombres armados, civiles, lo impidieron. Ni la Policía ni ningún estamento oficial han reaccionado para que ello se haga, en pleno ejercicio de la autoridad. Y contrario a esos dos casos, el impresionante despliegue en Boston contra los dos sospechosos de los atentados de la maratón, con el resultado de la muerte de uno y la captura, gravemente herido, del otro. Se puso todo el aparato de fuerza  con el fin de dar con esos dos sujetos. Y así se hizo, con plena autoridad, sin dar tregua a los buscados. Acá no. Los presos de Tolemaida siguen campantes gozando de increíbles privilegios, y la carretera ilegal ya casi la terminan. ¿Dónde queda la autoridad o dónde anda o quién la ejerce o acaso hay excepciones a ello? Grave antecedente para un país que se precia de haber ganado mucho en esa materia en la reciente década. “Ni la Policía ni ningún estamento oficial han reaccionado para que ello se haga, en pleno ejercicio de la autoridad”. EDITORIALITO El Gobierno Nacional en cabeza del presidente Juan Manuel Santos y del ministro de Vivienda, Germán Vargas Lleras, entregan hoy los primeros 580 apartamentos en el macroproyecto “Neiva Cuarto Centenario”. Los restantes 480 se entregarán en junio. Una promesa cumplida para beneficio de miles de familias de sectores vulnerables.