La Nación
Hay gato encerrado 1 5 octubre, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Hay gato encerrado

La incoherencia y el proceder de algunos políticos son la causa principal del desprestigio de la política. Un claro ejemplo es Gustavo Petro, quien, desde su posición de congresista, era implacable con los corruptos y los señalaba, pero terminó aliado con ellos.

La política gubernamental es determinada por cada gobierno, y los políticos son actores principales en su implementación, especialmente desde el poder legislativo. La relación directa con el Congreso de la República recae en el Ministerio del Interior, o “ministerio de la política”, generalmente a cargo de un político.

Petro ha designado a tres políticos en ese ministerio. El primero, Alfonso Prada, quien ha tenido una carrera política “dinámica”: fue galanista, concejal del Partido Liberal, candidato al Senado por el movimiento de Enrique Peñalosa, representante a la Cámara del Partido Verde y, posteriormente, uno de los funcionarios más cercanos de Juan Manuel Santos. Y recientemente ministro del Interior de Petro; su paso por este cargo fue fugaz, al igual que su desempeño. Prada es un ejemplo de la incoherencia que afecta la imagen de la política.

Lo reemplazó Luis Fernando Velasco, quien ha militado casi toda su vida en el Partido Liberal, aunque también fue concejal y alcalde de Popayán por movimientos distintos. Participó en el gobierno de Ernesto Samper y, desde el Congreso, fue aliado incondicional de Juan Manuel Santos. Se vinculó a la campaña del Pacto Histórico y lo designaron ministro del Interior. En una muestra de su incoherencia, Velasco, quien se destacó en el Senado como opositor radical al alza de la gasolina, apoyó durante el gobierno el mayor aumento del precio del combustible en la historia de Colombia (61%).

Ahora llega a ese ministerio el reconocido santista Juan Fernando Cristo, cuya trayectoria política ha estado mayormente en el Partido Liberal, aunque recientemente creó su propio partido. Fue secretario privado de Ernesto Samper y protagonista de primer orden en el gobierno de Santos como ministro del Interior, liderando ante el Congreso la figura del “fast track”, usada para aprobar en tiempo récord el acuerdo de La Habana con las FARC, burlando el resultado del plebiscito.

Desde que Petro lanzó la idea de convocar una asamblea constituyente, Cristo fue uno de sus críticos más radicales. En marzo publicó un video donde afirmó: “La propuesta del presidente Petro de convocar una constituyente es una mala idea…”. En su cuenta de X, publicó trinos en los que decía: “Repitan conmigo: la constituyente es inviable”. Y sobre la propuesta de expedirla por decreto sentenció: “En serio, dejémonos de pendejadas”.

Dijo Abraham Lincoln: “Un dilema es un político tratando de salvar sus dos caras a la vez”. Ahora, Cristo, tan pronto fue anunciado como nuevo ministro del Interior, cambió de postura y se inclinó a los pies de Petro bajo el sofisma de buscar un acuerdo nacional para explorar “hacia el futuro” una constituyente dentro de la Constitución. Aquí hay gato encerrado. ¿Una constituyente para qué? ¿Quieren una confrontación mayor insistiendo y tratando de disfrazar e imponer la permanencia de Petro en el poder a cualquier precio? Qué peligro.