Rodrigo Carrizosa, arquitecto, columnista de LA NACIÓN y actual presidente de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, ha decidido acercar a los lectores a la arquitectura desde un lenguaje “coloquial y sencillo”. Afirma que la arquitectura debe ser humanista y de desarrollo social.
María Alejandra Ruiz Mallungo
@amperiodista
En el ámbito de la arquitectura en nuestra región, hay figuras que se destacan no solo por sus logros profesionales, sino también por su compromiso con la comunidad y el desarrollo urbano. Uno de estos actores centrales es Rodrigo Carrizosa Ricaurte, arquitecto de profesión, presidente de la Sociedad Colombiana de Arquitectos y nuevo columnista del periódico LA NACIÓN. Su trayectoria ejemplifica cómo la arquitectura puede y debe ser un medio para abordar no solo las estructuras físicas, sino también el tejido social de las ciudades.
Rodrigo Carrizosa decidió estudiar arquitectura influenciado por su padre, un arquitecto reconocido en Neiva, quien dirigía una oficina destacada en la región. La atmósfera creativa que ofreció esa firma fue fundamental para su formación. “Tuve la oportunidad de trabajar en su oficina desde estudiante y luego tras graduarme”, comenta Carrizosa, recordando la ferviente actividad constructiva y creativa que se respiraba entre las paredes de aquel espacio. Más adelante, junto a su padre, fundó una nueva empresa que operó durante 30 años hasta el fallecimiento de este. Esta experiencia sentó las bases de su carrera, que lo llevó a asesorar y realizar consultorías en más de un millón de metros de obras.
Desarrollo humano
La arquitectura, según Carrizosa, va más allá de ser un conjunto de técnicas y edificaciones; es una herramienta indispensable para el desarrollo humano y social. “La importancia de aprender y entender la arquitectura radica en cómo impacta nuestras vidas cotidianas”, explica. Su visión de la arquitectura se extiende a cómo esta disciplina puede inspirar y transformar a las comunidades, creando espacios que fomenten la convivencia y la calidad de vida.
Un aspecto que destaca es la riqueza arquitectónica de Neiva. Carrizosa sostiene que las ciudades intermedias como Neiva deben aprender de las dinámicas de urbanismo que se llevan a cabo en ciudades más grandes como Bogotá. “Es vital generar propuestas que despierten el interés por la arquitectura y el urbanismo”, afirma. A través de sus columnas en LA NACIÓN, Carrizosa ha creado un espacio de reflexión donde arquitectos de renombre comparten sus pensamientos, abordando temas sobre espacio público, infraestructura y las funciones esenciales que estas edificaciones deben cumplir.
Entender la ciudad
Desde sus palabras en las columnas, Rodrigo Carrizosa busca invitar a los ciudadanos a reflexionar sobre su entorno urbano y a reconocer la importancia de la arquitectura en su vida diaria. “Es fundamental despertar una inquietud por aspectos que a menudo son ignorados. Los habitantes deben entender cada rincón de su ciudad”, menciona. Para ello, ha solicitado a los arquitectos colaboradores en algunas de estas columnas de opinión, que utilicen un lenguaje accesible, de tal manera que sus reflexiones sean comprensibles para todos.
Los temas que se abordan en estas columnas están destinados a abrir un diálogo sobre aspectos que los ciudadanos nunca han considerado. Un ejemplo que menciona Carrizosa es el impacto de la pandemia del Covid-19 en la percepción de los espacios públicos. “Durante la crisis sanitaria, muchos ciudadanos comprendieron la necesidad de tener un espacio público cercano, donde poder relajarse y desconectar”, sostiene. Estos momentos de reflexión han llevado a la gente a reconsiderar el significado de sus hogares, las dinámicas familiares y la convivencia en espacios comunes, elementos que la arquitectura debe contemplar en su diseño.
Para Carrizosa, la casa ya no es simplemente un sitio de descanso; es un espacio multifuncional donde la dinámica familiar se ha reconfigurado. “El joven puede estudiar, la madre puede emprender y el padre trabajar, todo en el mismo lugar”, explica. Esto implica que la arquitectura debe adaptarse a estas nuevas realidades, promoviendo una convivencia que respete y potencie las actividades de cada miembro de la familia.
Arquitectura humanista
Hablar sobre arquitectura resulta esencial en la actualidad porque esta disciplina tiene un profundo componente humano. La arquitectura no se trata exclusivamente de la estética o de imponer ideas del arquitecto; más bien, es un diálogo constante con las necesidades de las personas. “El arquitecto tiene la responsabilidad de pensar en cómo influimos en el día a día de los habitantes. En cada espacio que diseñamos, hay una historia, una interacción”, afirma Carrizosa.
En conclusión, la labor de Rodrigo Carrizosa como arquitecto y columnista no se limita a edificar estructuras; su enfoque busca redefinir cómo las personas pueden relacionarse con su entorno urbano. A través de sus escritos, se establece como un mediador del diálogo sobre la arquitectura y su influencia en la calidad de vida, un recordatorio de que al final, la arquitectura es un reflejo de la sociedad misma.