La degradación de la dignidad humana se enfrenta con las privaciones cotidianas hasta un nivel que no hay estadística capaz de describirla adecuadamente.
¿Cómo se justifica que muera un niño cada cinco segundos por hambre y malnutrición? Este hecho de por sí es suficiente para evitar que continúe el flagelo del hambre. ¿Qué hemos de decir de un mundo en que cientos de millones de personas no sólo son pobres, si hablamos en cifras serias?
El hambre en el mundo es un problema de tipo social y económico que requiere soluciones en sus extremos por el propio hombre, dado que se derivan del mismo hombre, salvo las que provienen de factores accidentales. El asunto no es simplemente de palabras, como “yo me la juego por la paz”, porque el fin del conflicto armado no hace todo, se necesita la paz del estómago vacío, la generación de empleo, alimentación, educación, habitación, seguridad, todo lo que permita conciliar tantas diferencias.
El hambre aguda, tiene su origen en la falta casi total de alimentos. Lo cierto es, que la amplitud, complejidad y urgencia de solucionar el problema del hambre en el mundo lo convierten en el tema de mayor importancia en la actualidad y, su sola presencia esta ligada directamente a la supervivencia de nuestra civilización.
Todas las civilizaciones antiguas no fueron otra cosa que pequeñas islas de riqueza y cultura salidas a flote de un inmenso mar de pobreza y esclavitud y, por esa razón desaparecieron. La actual, la que nos ha tocado en suerte vivir, está amenazada de una idéntica forma de morir, sino se resuelve el problema vital que tenemos planteado.
La guerra contra el hambre no es una batalla cualquiera, si tenemos en cuenta que ni la paz ni el progreso serán mantenidos en un mundo hambriento. Es urgente iniciar desde ya la solución a éste inmenso problema de la humanidad. Es hora de que el mundo piense seriamente en remediar este mal, puesto que si no lo hace, puede acarrearle su propia destrucción. Sabemos que organismos dependientes de la ONU, han hecho programas de asistencia alimentaria, pero no llegan tan siquiera a la mitad del problema. Una ojeada al mapa del mundo, nos indica que hay países con una economía a flor de piel, y sin embargo el hambre no desaparece, por el contrario, a más riqueza más pobreza, más desigualdad, más miseria.
La guerra contra el hambre es en verdad la guerra de la humanidad para conseguir su liberación. Caminar hacia el porvenir no es buscar lo ignorado, sino encontrar solución a los problemas actuales.