Europa mostraba su preocupación ante el avance de la extrema derecha francesa, que registró un resultado histórico en la primera vuelta de las elecciones presidenciales y confirmó una tendencia en varios países de la región en este periodo de crisis. Europa mostraba su preocupación ante el avance de la extrema derecha francesa, que registró un resultado histórico en la primera vuelta de las elecciones presidenciales y confirmó una tendencia en varios países de la región en este periodo de crisis. PARÍS (AFP) – El socialista François Hollande, ganador de la primera vuelta de la elección presidencial francesa, y el presidente Nicolas Sarkozy, que quedó segundo, multiplicaron los guiños al electorado de ultraderecha, clave en la segunda vuelta del 6 de mayo. Hollande obtuvo 28,63% de los votos, Sarkozy un 27,18% y Marine Le Pen, del ultraderechista Frente Nacional (FN), un 17,9%, un récord histórico para este partido. La abstención fue de 20,53%. La fortaleza de la ultraderecha en la segunda economía de la Eurozona, y miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, suscitó inquietud en Europa. La canciller alemana Angela Merkel dijo a través de su portavoz que el buen resultado de Le Pen, partidaria de salir del euro, es “preocupante”. Las bolsas europeas se descalabraron en parte por la posibilidad de que sea elegido Hollande, del que los mercados temen una política menos favorable al liberalismo económico y a las recetas de rigor de Merkel contra la crisis. Ese factor, junto a la crisis política en Holanda, hundió a los parqués europeos: Fráncfort perdió 3,36%, Madrid 2,76%, París 2,83%, Londres 1,85%, y Milán 3,83%. En su primer mítin tras la primera vuelta, Sarkozy se mostró conciliador con los votantes de Marine Le Pen, afirmando que “los hemos escuchado. Nuestra forma de responder será con compromisos precisos”. Retomando los ataques de Marine Le Pen contra la globalización, Sarkozy consideró que los franceses “no quieren unas fronteras que dejan pasar todo” ni “quieren que les quiten su modo de vida”. “Queremos una Europa que nos proteja, no una Europa que nos machaque”, apostilló. El presidente saliente anunció además una “gran manifestación el 1º de mayo” en torno al tema del “verdadero trabajo”. La manifestación coincidirá con los desfiles sindicales del Día de los Trabajadores y con el tradicional desfile de la ultraderecha francesa en París. Hollande, favorito para la segunda vuelta según los sondeos, ya obtuvo el apoyo del candidato de la izquierda radical Jean-Luc Mélenchon (11,1%) y de la ecologista Eva Joly (2,31%). El socialista dio su mítin en Quimper (Bretaña), donde también hizo guiños a los votantes del Frente Nacional. “Es conveniente ir a buscar a otros electores que ya no saben muy bien dónde están”, afirmó el candidato, enfrentado al desafío de recuperar a las clases populares que, decepcionadas por la izquierda en los años 80, se decidieron por la extrema derecha. “Estoy pensando, aquí en Bretaña, en esos hombres y mujeres que ya no saben a quién mirar y se han ido con los malos vientos del voto extremo (…) Debemos escucharlos, en muchos casos son obreros que no saben cómo será el mañana, son jubilados que no pueden más, agricultores que temen por la supervivencia de su explotación, incluso jóvenes (…), yo debo hablarles a todos”, dijo. En una entrevista con la cadena pública France 2 la noche del lunes, Marine Le Pen se negó a dar una consigna de voto, afirmando que se explicará en el desfile del 1 de mayo. Eso sí, declaró “ya no (cree) en la sinceridad de Nicolas Sarkozy” y que tanto él como Hollande “están en la misma línea”, lo que hace presagiar que no llamará a votar ni por uno ni por otro. La líder de la extrema derecha dijo que el resultado “no es más que el comienzo”, y tiene sus esperanzas puestas en las elecciones legislativas de los próximos 10 y 17 de junio, con las que espera acceder a la Asamblea Nacional, la cámara baja del Parlamento. Sondeos realizados el domingo por la noche indican que alrededor de dos tercios de los electores de Le Pen están dispuestos a votar por Sarkozy, que necesitaría una “transferencia (de votos) de un 80%”, según el analista Pascal Perrineau. Los dos finalistas deben cortejar igualmente a los electores del centrista François Bayrou (9,13%), quien en 2007, cuando había quedado tercero, se había negado a escoger entre la izquierda y la derecha. Bayrou dijo que esta vez podría pronunciarse en función de las respuestas de Sarkozy y de Hollande a los problemas nacionales, aunque varios de sus partidarios dijeron que optarían por el socialista. Sarkozy propuso por otro lado organizar tres debates televisivos, pero Hollande dijo que se atendría a la tradición de celebrar uno solo entre las dos vueltas, que podría tener lugar el 2 de mayo.