Pese a que las masacres a nivel nacional disminuyeron, en el Huila, aumentaron en comparación con el año anterior. Dos se presentaron en Pitalito, una en Hobo y otra en Acevedo. La impunidad rodea hasta ahora los homicidios múltiples.
Johan Eduardo Rojas López
johan.rojas@lanacion.com.co
Para el Estado colombiano, cualquier hecho criminal con tres o más personas asesinadas es una masacre. Según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), durante el 2024 en Colombia se registraron 76 masacres que dejaron 276 víctimas, una cifra menor a la de 2023 (93 masacres con 300 víctimas), 2022 (94 masacres con 300 víctimas), 2021 (96 masacres con 338 víctimas) y 2020 (91 masacres con 381 víctimas).
En el Huila, el consolidado de la vigencia inmediatamente anterior es mayor al de 2023 (2 masacres con 7 víctimas) y 2022, año en el que no se registró ningún hecho de esta índole. Entre tanto, en 2021 existieron también 4 masacres en la región, pero hubo más personas asesinadas (18). Mientras que en 2020 hubo 2 masacres que dejaron 10 víctimas.
Pitalito, Hobo y Acevedo fueron los municipios en los que se registraron las masacres del 2024.
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Las dos primeras iniciando el año
La primera en el Huila y la cuarta en el país ocurrió, recién arrancando ese año (14 de enero de 2024), y se presentó alrededor de las 6:30 de la tarde en el corregimiento de Guacacallo, jurisdicción de Pitalito, Huila. Dejó como saldo tres personas asesinadas.
“Estaba el firmante de paz José Enrique Roa con su esquema de protección en el corregimiento Guacacallo, en una reunión, donde llegó un grupo armado, al parecer del frente ‘Ismael Ruiz’ del autodenominado Estado Mayor Central (EMC), disparando. A los dos escoltas y al protegido se los llevan con rumbo desconocido y posteriormente aparecen asesinados. El EMC niega la autoría del hecho”, expresó en aquel entonces Indepaz.
Siete días después, el 21 de enero de 2024, nuevamente en Pitalito se presentó la segunda masacre del Huila y la séptima de Colombia, que dejó 3 víctimas más. Los hechos se dieron cuando sujetos armados llegaron hasta el lugar y atacaron a un grupo de personas que se encontraban departiendo en el barrio Madelena.
“Las víctimas fueron identificadas como Andry José González Reyes, de 25 años de edad; Faiber Ricardo Callejas, de 31 años de edad; y Dubey Cardona Chavarro, de 30 años de edad. Este último había resultado herido, pero murió posteriormente en un centro asistencial por la gravedad de las heridas”, informó Indepaz.
La que dejó más personas muertas
El 21 de julio de 2024 se registró la tercera masacre en el Huila, específicamente en Hobo. La versión que más fuerza cobró en ese momento fue que los autores de la matanza que se registró en las veredas Agua Fría y El Porvenir, que colindan con Algeciras y Campoalegre, fueron miembros del frente ‘Iván Díaz’ del Estado Mayor Central, EMC, de las disidencias de las Farc que no están protegidos por el cese al fuego bilateral.
Eliécer Bautista Díaz, de 48 años; Hernando Vela Bautista, de 27 años; Nelson Fabián Vargas Villanueva, alias ‘Caquito’, de 19 años; Estiven Camilo Alvarado, de 22 años; y Jonatan Alexander Fajardo Salazar, de 29 años, fueron los cinco asesinados. Al parecer, la incursión armada tenía como objetivo a alias ‘Caquito’, quien se habría dedicado durante las últimas semanas a hacer cobros extorsivos en la zona.
Dos días después, las autoridades confirmaron que fue encontrado otro cadáver correspondiente a una persona de sexo masculino en la vereda Agua Fría de Hobo. Con este fallecido serían seis las víctimas de la masacre ocurrida, no obstante, este último no fue contado en el balance de Indepaz.
La última del año en el Huila
El 7 de octubre, el departamento vivió la última masacre del año registrada en Acevedo. El esposo de la presidenta de la Junta de Acción Comunal de la vereda Playitas, Melfi Lasso Hoyo, fue asesinado junto con dos trabajadores de su finca en el corregimiento de San Adolfo.
El crimen es atribuido al frente ‘Rodrigo Cadete’ del Bloque Jorge Suárez Briceño de las disidencias de las Farc. El episodio de terror inició hacia las 8:00 de la noche del día anterior con la llegada de treinta hombres vestidos de camuflado y con armamento tipo fusil que irrumpieron en la propiedad y se identificaron como miembros de las disidencias de las Farc. Allí ataron de pies y manos al señor Fabio Ojeda Muñoz y a dos trabajadores más que solo habían completado dos días laborando como recolectores de café. En medio de súplicas para que les respetaran la vida, se los llevaron con rumbo desconocido.
Los criminales, antes de huir, accionaron sus armas de fuego contra la fachada de la vivienda y detonaron un artefacto explosivo tipo granada que habían lanzado durante el acto terrorista con el fin de evitar la reacción de las otras cinco personas que se encontraban en la finca. Posteriormente, los vecinos del sector hallaron los cadáveres en una vía a cinco minutos de distancia del lugar del plagio, con múltiples impactos de bala en sus cuerpos.
Aún no concluyen las investigaciones
El secretario de Gobierno, Seguridad y Asuntos Comunitarios, Juan Carlos Casallas Rivas, señaló que el balance de 2024 se recibe con preocupación. Indicó que, según la información entregada por la fuerza pública, varios de esos casos obedecen fundamentalmente a ajustes de cuentas entre los grupos armados de manera ilegal.
Sin embargo, hasta la fecha no han concluido las investigaciones y “serán las autoridades competentes las que finalmente determinen los responsables y las razones que llevaron a cometer ese tipo de delitos”.
“Las cifras de masacres nos generan una preocupación muy importante que evidencia la reconfiguración del conflicto a nivel nacional y específicamente en el departamento del Huila”, manifestó el jefe de la cartera.
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Llama la atención los homicidios múltiples
Eso ha motivado a que desde el Gobierno Departamental se hagan solicitudes en dos sentidos: solicitar el fortalecimiento del pie de fuerza e insistir en la necesidad de activar el mecanismo de verificación del cese al fuego que permita comprobar el cumplimiento de los acuerdos establecidos en las mesas de negociación.
“A pesar de que reconocemos que se ha hecho un fortalecimiento importante con más de mil hombres entre unidades de Policía y Ejército, somos conscientes que no son suficientes porque el conflicto y la inseguridad tienden a incrementarse. Esperamos que podamos seguir fortaleciendo las medidas y las acciones”, afirmó el funcionario público.
Agregó que, por su ubicación geoestratégica, el Huila es un territorio de tránsito muy importante donde se movilizan comisiones de grupos armados ilegales que tienen una presencia importante en departamentos como el Cauca, Caquetá, Putumayo e incluso el sur del Tolima.
“Ingresan al Huila, cometen este tipo de atentados y salen a resguardarse en esos territorios aledaños. Sin duda que constituye un reto y un compromiso no solo de la fuerza pública, sino del Gobierno Departamental de implementar un plan especial que permita evitar que esto siga creciendo”, concluyó.
Queda mucho por trabajar en 2025
Por su parte, William Hernando Calderón Vargas, coordinador de la Red Nacional de Iniciativas Ciudadanas por la Paz y contra la Guerra (Redepaz), precisó que una sola masacre es aterradora en cualquier contexto y en el Huila, durante el 2024, por ahí pasó la cuenta.
“Aunque no hay sentencias puntuales frente a los móviles de dichas masacres, sabemos que las autoridades están haciendo lo correspondiente. Lo cierto es que hay que avanzar y trabajar en ese tema porque el Huila se ha convertido en un corredor donde pasan de un lugar a otro. Entonces sí vemos que las autoridades están haciendo su tarea, pero tenemos que seguir adentrándonos mucho más a la problemática y trabajar muchísimo en este 2025 para que sea como en 2022, cuando hubo cero masacres”, sostuvo Calderón Vargas.
Para el coordinador de Redepaz en el Huila, pareciera que todas las masacres fueron orquestadas por los grupos armados, dado que, hasta donde se conoce, llegaban muchas personas a perpetrar esos actos. Sin embargo, advierte que toca esperar los resultados que entregue la Fiscalía General de la Nación.
“Este resultado es absolutamente dramático y preocupante”, añadió. Por eso reitera la necesidad del trabajo conjunto entre las autoridades regionales, locales y organizaciones defensoras de derechos humanos.