El próximo 2, 3 y 4 de diciembre se llevará a cabo el prelanzamiento del Huila Festival Internacional de Música – Fimhuila; este evento busca generar diálogos en torno a la música desde las diversas experiencias de artistas provenientes de diferentes lugares. Se busca establecer un escenario inspirador para promover el arte, especialmente la música como posibilidad desarrollo humano, estético, cultural y político. Su primera edición será en la ciudad de Neiva y tendrá una agenda académica y cultural. La programación oficial se podrá consultar en las redes sociales del festival. Para esta ocasión se contará con la presencia en clases, conversatorios y recitales de tres reconocidos maestros: Oriol Caro, Pantera Blue y Wilson Perdomo Tovar (Wilson Prudhomme).
En tiempos en los que prevalece una lógica mercantil de la vida, una apuesta por el arte y la cultura es necesaria para reivindicar la sensibilidad y el sentido estético de la existencia que promueva sociedades democráticas y pacíficas. Las expresiones del arte han quedado relegadas al tiempo que sobra, se han convertido en una especie de relleno para distraer a las personas, especialmente a los más jóvenes presionados por el ideal de la productividad. Para George Steiner, la poesía y el canto son una sola cosa y su cultivo es fundamental para la institución de una comunidad política. El discurso es musicalidad, es cuerpo, es armonía y repentismo en un escenario de encuentro en el ámbito de lo público; supone el despertar de los sentidos para conocer lo que nos circunda y aparecer frente a los otros con la singularidad que supone cada experiencia. La música es la orquestación de sonidos que se van expresando en un significado propio, cada uno de ellos le aporta al conjunto. La disminución de grupos musicales emblemáticos es el reflejo propio de la carencia de democracia. Cada día aparece una estrella artística y política buscando deslumbrar con un brillo que simboliza una sociedad en la cual se privilegia la soledad del individualismo sobre el encuentro para crear y para hacer parte de los destinos de la comunidad política.
El arte y la cultura no pueden ser accesorias ni consideradas actividades para el tiempo libre de las personas. Estas deben ser parte esencial de las ciudadanías que aspiren a un proyecto de construcción de la paz para hacer frente a la espiral de violencia que acecha con el terror y la muerte. Despertar el sentido estético supone una sociedad más sensible, menos centrada en la acumulación de objetos, riqueza y estatus y más preocupada por el placer y el cuidado la vida en el planeta.