¿Huila sin fútbol?

La sola posibilidad de que el Atlético Huila deje de jugar los cuadrangulares del fútbol profesional colombiano, a los que accedió en medio de una de sus mejores campañas de los casi 20 años de vigencia en la categoría A, ha generado la natural alarma entre la mayor parte de los opitas, en primerísimo lugar los tres mil hinchas que suelen acompañarlo en el estadio Plazas Alcid. La sola posibilidad de que el Atlético Huila deje de jugar los cuadrangulares del fútbol profesional colombiano, a los que accedió en medio de una de sus mejores campañas de los casi 20 años de vigencia en la categoría A, ha generado la natural alarma entre la mayor parte de los opitas, en primerísimo lugar los tres mil hinchas que suelen acompañarlo en el estadio Plazas Alcid. La advertencia lanzada por el presidente del onceno exponiendo como central argumento la aguda crisis que ya ronda los  cuatro mil millones de pesos de déficit, cifra que según otras fuentes podría ser superior a los seis mil millones de pesos, contiene además la significativa alerta de que, de no mejorar esos indicadores – asunto realmente difícil – los accionistas están ya estudiando ofertas de inversionistas de otras regiones del país. Vale recordar que, en aplicación de la nueva Ley que regula el deporte profesional en Colombia, el Atlético Huila y la mayor parte de los otrora clubes deportivos profesionales hicieron la conversión a sociedades anónimas, lo cual constituye ni más ni menos la entrada del balompié al capitalismo puro, es decir una nueva condición en la que sí existen dueños particulares con obligaciones y derechos monetarios. De esta manera, el fútbol nacional dejó de ser una tarea – supuestamente – sin ánimo de lucro a convertirse en ánimo de lucro puro, en el que los dueños a través de acciones tienen responsabilidad directa sobre la marcha financiera del equipo, trocado a real empresa con todas sus arandelas legales. Entonces lo que ocurre ahora, ante esta crisis enorme de sus arcas, es un asunto que atañe exclusivamente – en ese entorno financiero – a sus accionistas y no puede, bajo ningún pretexto, alegarse que el Estado – representado por la Gobernación del Huila y la Alcaldía de Neiva primordialmente – es quien debe salir a salvar esa empresa. Otra cosa es que, en aras de mantener la vigencia de una institución que ha constituido un buen instrumento de la imagen de la región, los entes oficiales inviertan publicitariamente algunos recursos en la camiseta, eso sí evaluando la contraprestación en términos reales. Pero de ninguna manera se puede justificar un abultado déficit de miles de millones de pesos en la presunta ausencia de apoyo estatal para el equipo, considerando que desde 1992, cuando el Atlético Huila ascendió a la A, las arcas oficiales han sido ampliamente generosas en aportar a la permanencia del club. Otra cosa, y hemos compartido esa preocupación y llamamos al apoyo, es que de manera paradójica la afición ha sido tímida en acompañar al equipo justo cuando se cumple a cabalidad con buenos resultados futbolísticos, incluyendo liderato de varias jornadas y clasificación anticipada. Si mañana, ante la continuación de las cifras negativas, vienen inversionistas foráneos y trasladan la sede del equipo a otra región, podrían no ser más de los mismos 3 mil fieles hinchas los que puedan, con toda autoridad moral, llorar la partida y reclamar de los demás la ausencia de respaldo efectivo en las tribunas. Y, además, bien valdría evaluar el origen de tan multimillonarias cifras de saldo negativo en un onceno de los más baratos del campeonato colombiano. DESTACADO “Ante esta crisis enorme de sus arcas, es un asunto que atañe exclusivamente – en ese entorno financiero – a sus accionistas y no puede, bajo ningún pretexto, alegarse que el Estado es quien debe salir a salvar esa empresa”. Editorialito Después de una prolongada interinidad, el papa Benedicto XVI designó como nuevo obispo de Garzón a monseñor Fray Fabio Duque Jaramillo quien ocupaba el mismo cargo en Armenia. ¡Bienvenido!