Francisco José García Lara
Los políticos tradicionales de nuestra atribulada patria continúan sembrando miedo, pues es la única manera en que puedan seguir obteniendo los votos necesarios para sostenerse en el cargo, ya que los resultados que tienen para mostrar son precarios.
Desde hace años los grandes electores han sido las FARC, “Andy el frívolo” mostró una foto con Tirofijo y lo elegimos presidente con las consecuencias ya conocidas. Luego vino “el gran colombiano” que ofreció acabar con el grupo subversivo a punta de bala, obteniendo un masivo apoyo popular que le alcanzó para reelegirse mientras sus hijos se enriquecían y sus subalternos saqueaban el erario.
Finalmente caímos en manos de “Juanma” que ofreció seguir con la política de su antecesor, pero decidió jugársela con un acuerdo con las FARC, lo que nos llevó a reelegirlo para que consolidara el proceso de paz.
Las FARC se desmovilizaron, no existen como grupo guerrillero, pero no les ha bastado, y pretenden infundir miedo diciéndonos que tenerlas en la arena política puede conducirnos a la misma situación de Venezuela, olvidando que el vecino país llegó al populismo de izquierda luego de varios gobiernos de derecha que se robaron todo lo que pudieron.
Crear un nuevo enemigo, el comunismo o el denominado “Castrochavismo”, es un grosero intento para generar temor y convencernos que la solución es seguirlos eligiendo, o sea que para evitar algo inexistente, aparecen como salvadores quienes han sido gestores y protagonistas de la corrupción que nos agobia.
Porque no me da miedo y debido a que considero que 50 años de guerra y odio ya fueron suficientes, acompañaré en la consulta del partido liberal con mi voto, el único que tengo, a Humberto de la Calle, pues estoy seguro de que tiene la capacidad y el talante para liderar a Colombia en el posconflicto.
Las obras de Humberto de la Calle no son de ladrillo y cemento, el acuerdo suscrito con las FARC y la constituyente del 91 son resultados incontrovertibles que generaron cambios profundos, de los cuales todos los colombianos, sin distingo alguno, nos hemos beneficiado.
Respaldar a Humberto de la calle es liberarnos del pasado, y a su vez, emitir un grito de libertad e independencia para eliminar de una vez por todas a la política del miedo que tanto daño nos ha hecho, eso es lo que manifestaremos el próximo 19 de noviembre con nuestro voto, demostrándole a los líderes de la “banalidad del mal” que no les tememos y estamos decididos a derrotarlos.