Rodrigo Villalba Mosquera
Hoy domingo se realiza en todo el territorio patrio la jornada democrática prevista por la autoridad electoral, para que los Partidos resolvieran sus asuntos internos, entre éstos la escogencia de los candidatos a la presidencia. Notificaron su interés el Centro Democrático, el Partido Conservador y el Liberal, pero finalmente solo el liberalismo asumió el reto de dejar en manos de la ciudadanía la escogencia del candidato. Nos corresponde entonces decidir entre dos destacados colombianos: Juan Fernando Cristo y Humberto de la Calle Lombana.
La política hizo “agua”, hay que recuperarla, reaccionando, participando desde ya en la búsqueda de una fórmula en la carrera presidencial que nos reoriente. Por esta circunstancia considero que hoy debemos ir a las urnas, participando en esta consulta abierta, sin distingos de color político, para dejar viva una esperanza que pueda ser factor de apertura y de unidad hacia el propósito grande de lo que viene, en defensa de los principios y valores.
En esa dirección debemos acompañar a Humberto de la Calle Lombana, el artífice de la Constitución del 91, la de los Derechos, la que todos defendemos, la de la tutela. De la Calle tiene la experiencia, el conocimiento y el compromiso para sacar adelante el país.
Tal vez una de las mejores descripciones de Humberto de la Calle la hizo recientemente el columnista de El Tiempo, Ricardo Silva Romero: “De la Calle no es un aparecido, ni un oportunista, ni un populista, ni un mesías de última hora, ni un ángel vengador… ni un pequeño tirano, ni un renegador de su pasado, ni un fanático, ni un fabricante de eufemismos, ni un liberal vergonzante. De la Calle no cree en los círculos viciosos… De la Calle dice lo que piensa sin insultar a nadie… De la Calle no está jugando a ser otro, siempre ha sido el mismo defensor de la paz y el mismo defensor de la democracia…” Hoy tienen los colombianos la oportunidad de elegir en los puestos de votación de siempre a un candidato presidencial tan serio como el expoeta, exregistrador, exministro, exvicepresidente y exnegociador de paz, Humberto de la Calle.
Como vicepresidente de la República (1994-1996), protagonizó un acto que lo enaltece como ser humano y como político. Cuando salió a la luz pública la noticia que en esa campaña se habían infiltrado recursos de dudosa procedencia, De la Calle renunció al importante cargo, dando una muestra contundente de carácter, dignidad, desprendimiento, lealtad con la patria y respeto por los valores, algo muy distante de lo que vemos y vivimos por estos días, con personajes que pese a evidentes cuestionamientos, se atornillan a los cargos sin sonrojarse, sobre todo si son de elección popular.
Hoy es una buena oportunidad para respaldar a un hombre que vale la pena y dejar viva su candidatura.