Aleccionador y estimulante el acto de apertura de la exposición “El silencio de los ídolos” en el Museo Nacional de Bogotá, con la presencia de destacados miembros de la cultura nacional e internacional, y de un grueso público que hubo de esperar varios minutos en fila por el enorme interés que despertó. Lastimosamente, y fue el tema central de conversación en cada rincón de las espectaculares salas, la exposición echa de menos la presencia física de las esculturas de San Agustín y en su lugar se observan los huecos en los que se instalaría cada una de ellas. Sin embargo, y es lo que se lamentaba cada uno de los asistentes, el montaje de alta tecnología, los recursos cibernéticos y la curaduría misma de la exposición hacen ver aún más dolorosa la ausencia de las obras de arte del Alto Magdalena.
La propia directora del Museo Nacional, María Victoria de Robayo, exponía a cada uno de los asistentes la monumentalidad de este arte prehispánico y afirmaba que no tenía forma racional de explicar el porqué de la ausencia de las esculturas.
En todo caso, se nota a luces en la exposición el resultado impresionante del enorme esfuerzo del Icanh y su director Fabián Sanabria, Ecopetrol, el Museo Nacional, Gas Natural Fenosa, Itau BBA Colombia, la Embajada de Estados Unidos y el Ministerio de Cultura para darle a la cultura agustiniana el alto papel relevante dentro de la cultura latinoamericana y mundial. Esas entidades públicas y privadas, y otras que se unieron en las recientes semanas, eran y son las garantes de un propósito gigantesco que se frustró por la miopía de una minoría y la falta de liderazgo de las propias autoridades regionales y locales para hacer respetar un evento de esa naturaleza, así como los demás actos previstos en el parque. Lastimosamente, no estuvimos a la altura de un evento de gran impacto.
Queda expuesto San Agustín en las salas temporales del Museo Nacional. Desde ayer y hasta finales de febrero miles de colombianos y extranjeros irán a asombrarse tanto de la capacidad artística de los misteriosos escultores como de la ausencia de sus obras físicas. Y vendrán otros actos, como el seminario internacional, “San Agustín: materia y memoria viva hoy” con la presencia de los más destacados investigadores del mundo para quienes la cultura ullumbe, es un tesoro de la humanidad al que hay que preservar.
“Lastimosamente, no estuvimos a la altura de un evento de gran impacto”.
EDITORIALITO
El médico veterinario y zootecnista Fernando Ramos Castaño recibió el ‘Mercurio de Oro’, la máxima distinción que confiere Fenalco para exaltar a los empresarios modelo. Sin duda, ha sido promotor del desarrollo. Merecido también el reconocimiento otorgado a José Tierradentro Cachaya, a Carlos Cabrera Villamil y a Luis Javier Cabrera.