Indignación: Así fue el sepelio de los policías asesinados en Nátaga

En medio de la tristeza, dolor y rabia, las familias rindieron emotivos homenajes ayer domingo, durante las honras fúnebres del patrullero Carlos Andrés Hernández y el intendente Leonardo Trujillo, asesinados. La casa del patrullero, antes un refugio de risas y alegría, ahora se convirtió en un espacio de duelo, donde su hija recordó cómo él siempre fue su apoyo y fuente de felicidad además de cuestionar estas acciones, “¿Por qué le tuvieron que hacer esto?”.

 

María Alejandra Ruiz Mallungo

@amperiodista

maría.ruiz@lanacion.com.co

 

“Todos los días me pregunto: ¿por qué mi papá? ¿Por qué así?”, expresó Laura Yulitza Hernández entre el dolor y el llanto, tras el vil asesinato de su padre, el patrullero Carlos Andrés Hernández, y del intendente Leonardo Trujillo, ocurrido el pasado jueves 10 de octubre por la noche. Disidentes de las Farc, pertenecientes al frente ‘Ismael Ruiz’ del bloque ‘Isaías Pardo’, incursionaron en el municipio de Nátaga, acabando con la vida de estos dos policías, dejando gravemente herido a un civil y hostigando la Estación de Policía.

¿Por qué le tienen que hacer esto? ¿Por qué tienen que atacar a la comunidad y por qué tienen que atacarlos a ellos?

Ayer, en medio de la incertidumbre, el llanto desconsolado, la rabia y el desasosiego, se llevaron a cabo simultáneamente los actos fúnebres de ambos “héroes de la patria”. El patrullero Carlos Andrés Hernández en Campoalegre y el intendente Leonardo Trujillo en La Plata, Huila.

Patrullero Carlos Andrés Hernández, fallecido. Foto Carlos Urrea.

 

“Nunca faltó la alegría”

En la casa del patrullero Carlos Hernández, ubicada en el barrio Panamá del municipio de Campoalegre, la tristeza se apoderaba de todos los rincones del hogar. Lo que antes era un lugar donde se acogía a todo aquel que llegaba para ofrecerle un plato de comida, pues también funcionaba como un restaurante familiar, ahora tenía sus puertas abiertas para recibir las condolencias. Una carpa mortuoria daba la bienvenida a quienes deseaban entrar a dar un último adiós a Carlos.

Intendente Leonardo Trujillo, comandante de la estación de policía de Nátaga Huila, fallecido. Foto suministada.

En medio de la sala, un féretro. Allí yacía el patrullero. Alrededor, su esposa, Jessica, le decía con la esperanza de que él la escuchara: “amor, ¿por qué me dejas? Teníamos muchos proyectos”.

 

El llanto de Laura, de 22 años, la mayor de cuatro hermanos, ahora huérfanos de padre, resonaba entre las paredes. “Mi papi era un hombre muy alegre. Siempre mostraba felicidad, siempre tenía una buena cara para todo. Nunca lo veía enojado. Cada vez que atravesábamos un momento triste, yo le decía: – Papi, me siento triste, necesito hablar– y él siempre estaba ahí. Cuando lo llamaba, siempre contestaba, siempre estaba dispuesto a escuchar, aconsejar y hacerme sonreír. Esa era su manera de apaciguar todo, sacando una sonrisa, haciendo chistes. Nunca faltaron los chistes, nunca faltaron las alegrías en esta casa, gracias a él”, comentó Laura a LA NACIÓN.

Honras fúnebres del patrullero Carlos Andrés Hernández en Campoalegre, Huila. Fotos Carlos Urrea.

 

La familia Hernández Ospina “era muy unida”, al menos así lo recuerdan los vecinos del sector. En estos momentos de dolor, esa unidad se sintió. A pesar de que el sufrimiento por la pérdida de su hermano, sobrino, primo, padre o amigo quebrantaba sus corazones, todos se abrazaban alrededor del ataúd, uniendo su dolor y honrando su memoria.

“Ahora no sé cómo vamos a hacer, porque él era la felicidad del hogar. Siempre llegaba, nos reuníamos en familia, hablábamos, y, así estuviéramos atravesando el momento que fuera, siempre lograba hacernos sonreír”, contaba Laura, con esfuerzo por contener el llanto ante cada recuerdo.

Orgullo de la familia

Entre los recuerdos más preciados que Laura guardará en su corazón están los consejos que Carlos siempre le daba cuando la llamaba o le escribía. “Mi papá siempre me decía que debía ser su orgullo. Yo soy la mayor de los hijos. Cada vez que lo llamaba, me decía: ‘tienes que ser exitosa, no te olvides de mí nunca, aquí estoy animándote, y tienes que salir adelante con la ayuda de tu mamá. Tienes que ser el orgullo mío, de tu mamá y de tu abuelita. Siempre me motivó’”, expresó.

Honras fúnebres del intendente Leonardo Trujillo en La Plata, Huila. Foto suministrada.

“Amigo”

Llegó el momento de llevar el cuerpo del patrullero a la iglesia Nuestra Señora de la Candelaria, en el centro de Campoalegre, para recibir los santos óleos. La bandera de Colombia cubría el féretro, y los sollozos se intensificaron. De repente, emergió una voz que, a modo de homenaje, comenzó a entonar: “Tú eres mi hermano del alma, realmente mi amigo”, frase de la emotiva canción “Amigo” del cantautor brasileño Roberto Carlos. Al finalizar la canción, comenzó la marcha hacia el templo.

“Ahora no sé cómo vamos a hacer, porque él era la felicidad del hogar. Siempre llegaba, nos reuníamos en familia, hablábamos, y, así estuviéramos atravesando el momento que fuera, siempre lograba hacernos sonreír”

Mientras caminaban lentamente hacia el lugar sagrado, Laura, de la mano de sus dos hermanas menores, expresó que, en medio de los momentos de silencio, donde los pensamientos y las preguntas afloraban en medio del desconsuelo, se cuestionó: “Mi papá, un hombre que sirve a la comunidad, cuidó un pueblo. ¿Por qué le tuvieron que hacer esto? ¿Por qué tienen que atacar a la comunidad y por qué tienen que atacarlos a ellos? Mi papá estaba pensando en retirarse. Pensaba en su familia, en su hijita, que era la luz de sus ojos. Pero pasó, simplemente pasó, y ya no podemos decir quizás o tal vez, solo debemos llevar el duelo de la mejor manera”.

“Gracias por amarnos”

En el templo, el padre presidió la misa, y sus palabras brindaron consuelo a la familia. Aunque la pérdida de un ser querido es un evento sumamente doloroso bajo cualquier circunstancia, él afirmó: “Dios siempre sabe por qué llama a sus hijos”. Durante el ritual sagrado en honor al patrullero, estuvieron presentes el Brigadier General Nicolás Alejandro Zapata, y el coronel Carlos Eduardo Téllez Betancourt, comandante del departamento de Policía Huila.

Frente a ellos, Laura expresó las últimas palabras que pronunció en presencia del cuerpo de su padre, transmitiendo su amor incondicional: “En nombre de tu esposa Jessica y de tu hija Evaluna, expreso lo siguiente: Esposo, gracias por ser mi confidente, por ser maravilloso, por ser ese buen amigo. Gracias por ser ese papá; gracias por hacer de mis días momentos felices, por amarnos hasta el final, mi ángel”.

Además, dijo, en el mismo espacio: “El dolor del duelo no se compara con la dicha de haberte tenido en mi vida, papá. Papá, papi, pá, así te decíamos de cariño, Felipe, Nicol y Evaluna. Ya no estás con nosotros en este plano terrenal; partiste para reunirte con mi abuelita Gladys. Para nosotros, tu familia, es muy difícil saber que ya no volveremos a recibir tus mensajes, tus llamadas inesperadas, sobre todo esas que nos hacían sentir importantes”.

Luego de todos los actos simbólicos, oraciones y plegarias, llegó el momento de una última marcha. Fuera de la iglesia, antes de ser llevado al Cementerio Central de Campoalegre, la Policía Nacional de Colombia hizo entrega del quepis, la bandera, una rosa y una fotografía. Durante este acto simbólico, su esposa, ahora viuda, Jessica, no pudo recibir la bandera de manos del Brigadier General Nicolás Zapata. Con voz cansada, exclamó: “Así yo no lo quería. Así no estaba, así no”.

Tras esto, la caravana fúnebre se trasladó al cementerio, donde el llanto de todos se convirtió en uno solo. Las palabras se ahogaban a medida que la resignación ante la despedida de un ser querido se hacía evidente, y poco a poco, la tierra que Carlos amó y defendió lo cubriría para siempre.

“Tu alegría”

“Tu alegría llenó nuestros corazones”, así se leía en la pequeña pancarta blanca que informaba sobre las exequias del Intendente Leonardo Trujillo. El ambiente en las honras fúnebres de quien, en vida, sirvió a el país y amó su uniforme, cumpliendo con orgullo su cargo de comandante de la estación de policía de Nátaga, no fue diferente al de su compañero; la tristeza invadió a su esposa, hijo, familia y a todo aquel que lo conoció. Su velorio se llevó a cabo en la Casa de la Cultura del municipio de La Plata, Huila, lugar de nacimiento del intendente. Allí, amigos, allegados y familiares pudieron dar el adiós a su ser querido. La misa se celebró en la Parroquia San Sebastián, donde estuvo presente el gobernador del Huila, Rodrigo Villalba Mosquera. La inhumación del cuerpo se realizó en zona rural de La Plata.

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