La Nación
ENTREVISTA

‘Investigar como los periodistas y escribir como los investigadores’

Alberto Salcedo Ramos, considerado como uno de los mejores periodistas narrativos latinoamericanos, compartió con LA NACIÓN sus percepciones sobre el género periodístico que ha desarrollado durante los últimos 20 años de su vida y que lo apasiona enormemente: la crónica. Alberto Salcedo Ramos, considerado como uno de los mejores periodistas narrativos latinoamericanos, compartió con LA NACIÓN sus percepciones sobre el género periodístico que ha desarrollado durante los últimos 20 años de su vida y que lo apasiona enormemente: la crónica. Alberto, ¿qué es la crónica? Es un género periodístico, es una obviedad, pero aun así conviene decirlo porque hay que investigar, ensuciarse los zapatos, exponerse al sol o a la lluvia. Algunas personas desorientadas tienen la idea perniciosa de que la crónica es un genero para hacer narraciones estéticamente bellas, pero sin fondo, sin investigación. ¿Por qué le apasiona la crónica? Porque me permite investigar como los periodistas y escribir como los investigadores. Es un género que hace memoria y permite visibilizar problemas de relevancia social. Martica Parros dice que la mayoría de los medios informan a un público grande lo que le pasa a un grupo casi selecto. La crónica lucha contra eso porque escoge cualquier persona de la sociedad, sin importar el estrato al que pertenece. Cuenta la historia de mi vecino sin que robe o mate para que sea protagonista. Es un género que permite contar hechos, referirse a personajes o lugares. ¿Cómo llega usted a este género? Descubrí desde muy temprano mi vocación narrativa. Al principio quería ser un escritor de novelas, de ficción, de cuentos. Sin embargo, los adultos de la casa decían que dedicarse a la literatura de ficción era muy arriesgado. Fui cobarde y decidí hacer periodismo para tener dinero todos los meses. Una vez empecé a ejercerlo, entendí que estaba en un sitio en el que yo quería estar. Nunca más sentí el periodismo como un trampolín para subir a instancias más altas. ¿Cuál es el trabajo periodístico que más recuerda y por qué? Hay una crónica que le hice a Emiliano Zuleta Baquero, el compositor de la gota fría. En ese momento tenía casi 90 años y estaba bastante mayor. Sin embargo, vivía ufanándose del éxito que tuvo con las mujeres. Es una crónica políticamente incorrecta, destila machismo de principio a fin. Sin embargo no es antipática. ¿Por qué no lo es? Porque el hombre ya está viejito y todos lo miramos con compasión. No nos gusta tu discurso pero como tienes 90 años te lo vamos a perdonar. Es como si un gánster que mató a mucha gente, hablará ya muy viejo y el revólver con el que asesinó está colgado en la pared oxidado.  Lo que le perdonamos al gánster es que el revólver está oxidado. El viejo me hizo reír y fue muy divertido hacer esta crónica. ¿Y cuál de sus trabajos lo enorgullece más? Una crónica que hice en el oriente de Antioquia con las víctimas de las minas antipersonas, la región del mundo más afectada por esta situación. Yo recorrí la zona y conté el drama, el horror, el absurdo que vivieron los habitantes, la crónica se llama Un país de mutilados. Hay muchas otras, pero si por algo me atrevería yo a sacar el pecho es por haber conservado el entusiasmo, después de 26 años de trabajo profesional, y por no haberme aburguesado. Yo odio madrugar, pero cuando lo hago para hacer una crónica me levanto silbando. ¿Qué representa Neiva para Alberto Salcedo? A Neiva he venido varias veces por invitación de los muchachos de Cinexcusa. Me gusta, es un lugar donde me siento como en casa, hay algo en el ambiente, en la temperatura, en el calor sofocante. La comida es parecida a la de mi tierra, llena de color, de grasa… no es una comida para vivir por mucho tiempo pero si feliz. En el Desierto de la Tatacoa hice dos crónicas para televisión. Recuadro: ¿Quién es Alberto Salcedo Ramos? Nació el 21 de mayo de 1963 en Barranquilla. Cuando tenía cuatro años se radicó con sus abuelos maternos en Arenal, Bolívar, y allí vivió hasta los 17 años. Regresó a Barranquilla a adelantar los estudios de Comunicación Social y Periodismo en la Universidad Autónoma del Caribe. Ejerció el periodismo al finalizar la universidad y sus crónicas se publican en revistas colombianas como Soho, El Malpensante, Arcadia y Gatopardo. Hoja por hoja (México), Etiqueta Negra (Perú), Ecos (Alemania), Diners (Ecuador), Marcapasos y Plátano Verde (Venezuela), así como Courrier International (Francia). Entre los premios que ha recibido se destacan el Internacional de Periodismo del Rey de España, Excelencia de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Nacional de Periodismo Simón Bolívar en cinco oportunidades, Mejor Libro de Periodismo del Año de la Cámara Colombiana del Libro, Mejor Documental en la II Jornada Iberoamericana de Televisión de Cuba y el India Catalina a Mejor Programa de Televisión Cultural. ‘La crónica cuenta la historia de mi vecino sin que robe o mate para que sea protagonista. Es un género que permite contar hechos, referirse a personajes o lugares’. ‘Algunas personas desorientadas tienen la idea perniciosa de que la crónica es un genero para hacer narraciones estéticamente bellas, pero sin fondo, sin investigación’. ‘Al principio quería ser un escritor de novelas, de ficción, de cuentos. Sin embargo, los adultos de la casa decían que dedicarse a la literatura de ficción era muy arriesgado. Fui cobarde y decidí hacer periodismo para tener dinero todos los meses’