Una mirada a la actuación de José María Rojas Garrido como gobernador de la Provincia de Neiva en 1856. Primera entrega. Una mirada a la actuación de José María Rojas Garrido como gobernador de la Provincia de Neiva en 1856. Primera entrega. Reynel Salas Vargas Especial LA NACIÓN Las reformas de mediados del siglo XIX en Colombia El historiador Álvaro Tirado Mejía dice que “el gobierno de José Hilario López fue la ocasión para que los liberales doctrinarios desarrollaran sus ideas sobre el Estado y la política. Contra las prolongaciones del Estado colonial jerarquizado, autoritario y casuístico en su tributación y legislación, se inició una tarea de demolición, de desmonte, de adecuación a las nuevas circunstancias internacionales…”. Y más adelante agrega: “El desmonte del Estado colonial tendrá también otra manifestación institucional: la disminución del poder ejecutivo y el fortalecimiento provincial señalado por el federalismo”.[1] En efecto, la Constitución Política expedida en 1853 facultó a cada provincia “para expedir su propia Constitución, estableció el sufragio universal para los varones mayores de 21 años, dispuso la elección por votación popular y directa del presidente, vicepresidente, magistrados de la Corte Suprema de Justicia, procurador general de la Nación y los gobernadores de provincia”.[2] José María Rojas Garrido, nacido en El Agrado el 5 de septiembre de 1824 y muerto en Bogotá el 13 del mismo mes del año 1883[3], fue uno de los más destacados líderes de este proceso de renovación política a nivel nacional y uno de los hombres más influyentes durante buena parte de la segunda mitad del siglo XIX. Durante ese tiempo se desempeñó como educador, catedrático universitario, gobernador, diplomático, parlamentario, ministro, magistrado y presidente de la república en su calidad de primer designado. La vida pública de Rojas Garrido es un testimonio de la relación directa que debe existir entre las ideas profesadas y la vida de cada día. Así lo vemos en su ejercicio como gobernador de la Provincia de Neiva, cargo que desempeñó a nombre del radicalismo liberal en medio de complejas circunstancias políticas. Elección de Rojas como gobernador de la provincia de Neiva Rojas Garrido fue, seguramente, el segundo gobernador de la provincia elegido por voto popular después que la Constitución de 1853 estableciera este mecanismo para designar a los mandatarios seccionales[4]. Su elección no fue holgada. Mientras Rojas logró 5.551 votos, su contendor, Joaquín Perdomo C, alcanzó 5.351. Además, debió superar el cuestionamiento de los opositores a su candidatura, liderados por el diputado conservador y exgobernador, Rufino Vega, quienes impugnaron las elecciones por fallas de los jurados y electores del distrito de Inzá. Según los quejosos, no todos los votos habían sido depositados directamente por el elector en la urna, pues varios individuos votaron por otros que estaban enfermos; además, en contra de la ley, el alcalde del distrito había dado la orden a sus comisarios para citar y prevenir a los vecinos para que votaran. Finalmente, la Legislatura Provincial reconoció su elección el 29 de septiembre de 1855[5]. Las reformas en la provincia de Neiva No conocemos las circunstancias por las cuales Rojas Garrido no ejerció la gobernación durante los primeros meses del primer semestre de 1856. En su ausencia lo hizo el vicegobernador, José María Cuéllar P., y en ocasiones el Procurador Provincial[6]. Pero, a partir de mayo del año señalado apreciamos a Rojas Garrido en una febril actividad administrativa y política, lo que le permitió dejar tres grandes huellas de su paso por la gobernación. La primera, la visita que hizo a todos los municipios de la provincia. Sus observaciones fueron publicadas a manera de informe semanal en el periódico oficial, El Alto Magdalena, el cual, por desgracia, no se conserva en su totalidad[7]. La segunda, el informe presentado a la legislatura a través del Secretario de la Gobernación, el 17 de octubre de 1856. En él trata diversos temas, tales como: orden público, elecciones, poder judicial, administración de los distritos, instrucción pública, casa de prisión, resguardos indígenas, navegación de ríos, alumnos de la Normal y la reforma política de los distritos y la provincia. Y la tercera, el proyecto de reforma de la ordenanza sobre municipios de la Provincia de Neiva que le propuso a la legislatura de 1856. En el informe a la legislatura encontramos importantes elementos conceptuales que permiten apreciar una ruptura ideológica con el pasado. En el caso del orden público, por ejemplo, identificamos conceptos que iluminaron la discusión sobre la fuerza pública en esa época, signada por las guerras civiles. Refiriéndose a este asunto, Rojas Garrido afirma: “Se ha conservado inalterable en el territorio de la provincia: el orden es la virtud misma; i el pueblo es eminentemente virtuoso…El pueblo mismo es el encargado de guardar el orden: la teoría de la fuerza armada permanente para sostenerlo, continúa en descrédito…Las malas leyes, los malos gobernantes; los intereses escepcionales han sido en todo tiempo la causa de los trastornos públicos, por más que hayan querido atribuirse al desenfreno del pueblo cuando él, el inocente pueblo solo se ofrece en la historia de los siglos, como la víctima de sus opresores…Eso que la tiranía llama órden, que es la esclavitud del hombre en los gobiernos despóticos, es lo único que necesita de fuerza armada permanente para sostenerse; pero a la tranquilidad de un pueblo libre, bastan los sólidos fundamentos de la Libertad de ese pueblo mismo.”[8] (Resaltado) “La vida pública de Rojas Garrido es un testimonio de la relación directa que debe existir entre las ideas profesadas y la vida de cada día.”
[1] TIRADO MEJÍA, Álvaro. El Estado y la política en el siglo XIX. Nueva Historia de Colombia. República Siglo XIX. Tomo 2. Bogotá. Planeta. 1989. P. 162 [2] Ídem P. 164 [3] MORENO, Delimiro. La Toga contra la Sotana. Bogotá, 1999. P. 28 [4] Parece que el primero fue Rufino Vega, de filiación política conservadora. Cf. Historia Comprehensiva de Neiva. Volumen II. Academia Huilense de Historia, Neiva. 2013. [5] El Alto Magdalena. Órgano Oficial de la Provincia de Neiva. Neiva, 8 de marzo de 1856. Número 101, P.1. [6] Cf. El Alto Magdalena, primer semestre de 1856. [7] En la Hemeroteca Nacional se conserva a partir del número 70, que corresponde al 12 de agosto de 1855, hasta el número 135 del 25 de octubre de 1856. Estos ejemplares, junto todos los periódicos editados en Neiva durante el Siglo XIX, fueron grabados en un disco compacto por investigadores que trabajaron en el proyecto Historia Comprehensiva de Neiva. Dichos DC se hallan en la Academia Huilense de Historia. [8] El Alto Magdalena. Neiva, 18 de octubre de 1856. N. 133 P. 166