Era de esperarse que desde las mismas entrañas del Pacto Histórico pusieran el grito en el cielo por la decisión del presidente Petro de nombrar a Armando Benedetti como su asesor. Armando Benedetti, en medio de varios escándalos, ya había cumplido su ciclo con el actual Gobierno. Ya estaba listo para ponerse en “uso de buen retiro”, pues este personaje reconocía que tenía asuntos familiares que atender y que tenía también problemas de salud que atender, como seguir con tratamientos para superar su adicción a las drogas.
El hombre ya estaba listo para dar un paso al costado. Pero, no. El Presidente es quien decide ponerlo más cerca de él, sin importar las consecuencias. ¿Gran equivocación? Sí. Porque si el mismo Presidente ha dado línea para que el Pacto Histórico se constituya como partido, y desde allí se continúe con las políticas progresistas que pongan a Colombia en otro orden social más justo, debe entender que no debe lanzar ese tipo de bombas que estropean la consolidación de ese proyecto político.
El Presidente sabe que varios sectores, y parte de la misma ciudadanía, han entendido que este tipo de gobierno, de corte liberal progresista, hay que continuarlo. Y si lo sabe, pues que entienda que él no puede “contribuir” a tirárselo. El proyecto político que lidera el Presidente no es solo de él, pues ha calado en las bases sociales que requerían que llegara un gobierno que en verdad construyera un orden social más justo que perdure en el tiempo. En consecuencia, el Presidente tiene que aprender a soltar: desligarse de situaciones o personas que perjudican el proyecto político.
Y en ese “aprender a soltar”, también debe entender que el liderazgo tienen que asumirlo otros que hayan demostrado (demuestren) la misma tenacidad de él en su recorrido político. En México tenemos el ejemplo más reciente: salió de la presidencia López Obrador y llegó Claudia Sheinbaum Pardo, impulsada por el mismo partido que ellos construyeron, el Morena, con un amplio respaldo ciudadano que se ha apropiado de ese proyecto político.
Y ese liderazgo tiene que renovarse y fortalecerse en las regiones, pues hay gente que llegó al Pacto Histórico para aprovecharse del cuarto de hora: con poco o nulo compromiso para construir partido, sin arraigar con mayor eficacia el proyecto político en los sectores sociales y en la gente. El proyecto progresista es atacado desde varios flancos, pero de esa bomba llamada Benedetti, que no representa a ningún sector, el Presidente es el único responsable de activarla y lanzarla.