Era uno de los eventos eucarísticos más esperados, sin duda alguna, el encuentro con el pueblo colombiano y así fue, como estaba previsto ante más de un millón de personas el Santo Padre presidió la misa en el Parque Simón Bolívar de Bogotá, en un acto sublime, lleno de reflexión y recogimiento.

Desde el día anterior y la madrugada miles de personas comenzaron a llegar a este parque para coger el mejor puesto, querían estar cerca del Papa Francisco, o al menos verlo cuando pasara en el Papamóvil, sin ninguna duda era el momento histórico de sus vidas.

No importó el inclemente clima, la fuerte lluvia, el frío y el agua; al final todo el esfuerzo valió la pena porque como estaba anunciado a las 4:00 de la tarde arribó el Sumo Pontífice, lo hizo como siempre, con una sonrisa en su rostro, irradiando amor, saludando a todas las personas, entregando bendiciones y abrazando a los niños.

Seguidamente iniciaron los actos litúrgicos, engalanados por la  Orquesta Filarmónica de Bogotá, con sus hermosos canticos religiosos, adornados por una gran cruz metálica en el fondo del altar, acompañado de varios Obispos y Sacerdotes de todo el país.

En la primera fila estaban los invitados especiales, entre ellos el Presidente Juan Manuel Santos, su esposa, su familia; el Vicepresidente, Óscar Naranjo; los Ministros, políticos, dirigentes y personalidades del país.

Luego estaba el pueblo, los fieles, los católicos que durante toda la eucaristía aclamaron al Papa, recibieron su mensaje, lo entendieron y compartieron con él la comunión en el nombre de Dios, todos estaban felices y dichosos de poder estar al lado del enviado de San Pedro en la tierra.

Al final todo fue fiesta, regocijo con el Todopoderoso, los asistentes recibieron el perdón, la reconciliación, entregaron sus peticiones divinas, purgaron sus penas, se reconciliaron con Dios, vivieron este momento histórico y cumplieron con su misión como católicos, acompañar al Santo Padre en esta eucaristía.