La primera petición de las Farc para buscar un acuerdo con el gobierno fue firmada por el propio ‘Tirofijo’, quien vivió, siendo adolescente, en la vieja hacienda El Cedral en la vía entre Neiva y San Vicente (Caquetá). Tres años después volvió a ser mensajero de paz.
-¿Cómo se gestó el contacto?
Yo tenía una hacienda allá, la hacienda El Cedral. A mí me contactaron, ‘Joselo’ me contactó por eso intervine. Lástima que en ese momento no hubiera habido comprensión política. Los únicos que comprendieron eso fueron el general José Joaquín Matallana, el general, Álvaro Valencia Tovar y uno que otro político. De resto, todo el mundo se iba para el otro lado.
-Pero, ¿era posible?
Mire ese es un problema tan difícil, tan complejo que hoy día reviste una mayor complejidad porque en ese tiempo existía la guerrilla liberal y conservadora y después la del Partido Comunista que logró con muy buena cabeza, muy jodidos, digo yo, infiltrar a las guerrillas liberales.
Desde allí arrancó lo que hoy día es Farc y toda esa cosa.
Pero en ese tiempo no había narcotráfico. Entonces el narcotráfico vino por desgracia a formar parte de este problema.
-¿Por qué no se pudo?
El problema de Colombia es muy grave, supremamente grave. En esa época era viable el arreglo. Yo tuve la oportunidad de hablar mucho con Pedro Antonio Marín (‘Tirofijo’), con ‘Richard’, con ‘Charro Negro’, con toda esa gente, con todos los jefes, con ‘Diamante’ y tenía todas las intenciones de suavizar la cuestión, a pesar de estar infiltrados por el Partido Comunista.
Pero no se pudo porque en ese tiempo la clase política se reía porque nunca creyó que la guerrilla pudiera dominar las cordilleras, que fue lo que se cumplió.
Entonces hubo gente como el general Matallana, el ‘Mono’ Valencia Tovar y Gentil Quintero Luna y gente muy especial y comenzamos a luchar por eso. Yo tenía finca en El Pato.
-¿Después hubo un segundo intento fallido?
La opinión de ese momento no había evolucionado. La clase política era perfectamente ciega. En ese momento tampoco la clase política tuvo la voluntad. Yo tengo cartas muy interesantes de Pedro Antonio Marín y de los jefes guerrilleros en ese momento. Ya por ejemplo había cartas diciendo que ya se podía entrar a la zona para seguir construyendo las vías y entró el batallón de ingenieros. Si hubiera habido una persona de mente clara se hubiera alcanzado la paz.
-¿El gobierno si estaba dispuesto a cumplir la cita en Balisllas?
Sí y no. Todo político tiene un compromiso de carácter político, ideológico y moral. Entonces se necesitaba que los tres sentimientos fueran unificados y eso era muy difícil. ‘Joselo’ me contacto Si hubiera existido voluntad política se habría logrado.
-¿Nunca hubo voluntad política?
Pero la parte política en ese momento se burló de nosotros y menospreció la gestión.
La última actividad que yo tuve fue a petición del presidente Belisario Betancourt, de hablar en Rionegro, Caquetá, con los jefes guerrilleros para que llegaran a una paz. Yo viajé allá con un permiso del general Landazábal y del Presidente.
Llegué allá, me vi con una serie de jefes y les planteé: Mire el Gobierno dice que pongan las armas aquí debajo de todos estos palos y habrá paz y todos se rieron.
Dijeron: doctor Villamil esta es una confrontación de sistemas, nosotros no podemos aflojar porque sí, nuestro plan es otro.
-¿Y qué pasó?
Me atendieron muchísimo, me pusieron en un sitio especial con muchas flores. Y me dijeron: ¡Adiós, doctor! Entonces entendí que ya mi labor de intermediación era negativa. Y cuando la zona de distensión, el presidente Pastrana me invitó y no fui por que mientras no haya una cosa muy por lo alto, no se puede.
En esto tiene que intervenir la ONU. Usted sabe que ‘Tirofijo’ es un tipo jodidísmo, en la historia de América y de Colombia, es el guerrillero que ha durado más.
Hace cincuenta años lo conocí cuando venía de Génova (Caldas), llegó a la hacienda El Cedral porque allá tenía un tío y desde esa época pensaba exactamente lo que piensa ahora. Entonces hay que llegar a eso, por lo alto.
