Estuvo de visita recientemente en Neiva el contralor general de la República, Carlos Mauricio Zuluaga, llamando la atención sobre el gran número de ‘elefantes blancos’ existentes en el Huila. Y la verdad, los gobernantes, servidores públicos y sociedad en general deberían estar avergonzados por esa estela de obras inconclusas o inservibles en el departamento.
El panorama es bochornoso. Según Zuluaga, el organismo de control ha identificado 17 proyectos críticos y 36 ‘elefantes blancos’ u obras inconclusas por un total de $5,3 billones.
Los denominados “proyectos críticos” no es otra cosa que obras que están en ejecución y están en riesgo de que no se terminen, y los ‘elefantes blancos’ son obras totalmente paralizadas.
En ese sentido, es inmensamente preocupante que dentro de los “proyectos críticos” considerados así por la Contraloría esté la concesión vial Neiva-Mocoa-Santana, con el cual el Huila bastante ha sufrido.
Los huilenses saben bien de sobra que mientras en otras regiones del país las vías 4G o de cuarta generación avanzaron rápidamente, en el Huila, desafortunadamente, las cosas no salieron como se esperaba y el proyecto de modernización de la Ruta 45 nunca avanzó. Fue la época en que Aliadas para el Progreso se convirtió en la firma más odiada por los habitantes del departamento.
Hoy, en manos de la concesionaria Ruta al Sur, el proyecto da muestras de avanzar, pero aún el desarrollo de las obras es lento. Por ejemplo, la negociación de predios ubicados en el trazado de la doble calzada Neiva-Campoalegre aún está en pañales. También hay otras obras que no tienen el avance esperado.
Aquí lo que se requiere de manera urgente es que la dirigencia regional en cabeza del próximo gobernador del Huila, Rodrigo Villalba Mosquera, lidere un gran plan de seguimiento a las obras proyectadas.
El lema de que “nadie hace lo que se le manda sino lo que se le controla” aplicaría perfectamente para este caso.