La crisis es solo imputable a irresponsabilidad administrativa, operativa y a corrupción, tolerada y explotada por administraciones anteriores. Es superable, a corto y mediano plazo, si la administración municipal presente, hace la reestructuración requerida. Rescatarla y reestructurarla, como corresponde a su objeto socioeconómico, no es fácil. Exige de la nueva administración, conciencia absoluta sobre las causas de la crisis. La politiquería, el clientelismo y la corrupción, están ahí y no es fácil someterlas y desterrarlas. La reestructuración administrativa y operativa, es más que urgente. Esa empresa esta convertida en un emporio burocrático anárquico, al servicio y beneficio de la politiquería, de corruptos y de parásitos. Es condición ineludible, la supresión total de las nóminas paralelas, disfrazadas en los contratos de prestación de servicios, absolutamente innecesarios. Los listados de contratos de prestación de servicios, no necesarios, pueden superar anualmente los $4.000 millones. Por esto, digo que no es fácil rescatarla. Hay decisiones que no requieren de estudios, diagnósticos y asesorías. Simplemente demandan responsabilidad política y conciencia de honestidad, para tomar la decisión. Exige inmediata redefinición y reasignación de funciones y control de resultados. Demanda la revisión y cambio de criterios para el mantenimiento de las redes de servicios domiciliarios e infraestructura y de precios unitarios, de acuerdo con los costos del mercado. Hay problemas graves con la facturación. Son solucionables, progresivamente, sin nuevos contratos ni asesores. Tiene exceso de burocracia. La capacidad instalada del sistema de acueducto y el volumen promedio registrado, en los últimos años, que entra a potabilización, ha sido de 1.600 litros por segundo, en las plantas. Con un consumo medio diario de 200 litros por habitante y abastecimiento eficiente a toda la ciudad, la demanda no supera los 800lit./seg. Hay racionamiento permanente en la mayor parte de la ciudad. Los registros de facturación mensual, están por debajo de la demanda media y por debajo del 50% de la capacidad instalada. Son indicadores cave. El negocio de EPN es vender agua, pero no satisface la demanda, por fallas administrativas y operativas y abandono de la infraestructura y por estas causas, reduce sus ingresos anuales, en alrededor de $12.000 millones. Convertirla en sociedad anónima, no debe asustar a nadie. El problema está en cómo se conforme la empresa. Los inescrupulosos permanecen al asecho. Da grima conocer la posición de la Cámara de Comercio. Hasta ahora se dio cuenta. No del problema. Sino de la oportunidad. Su Secretario Ejecutivo fue Gerente de EPN. Los problemas ya estaban. Guardó silencio y lo siguió guardando. EPN es de los neivanos. No debemos permitir que siga siendo botín para llenar bolcillos de delincuentes o refugio de de parásitos. A grandes rasgos, la radiografía de la crisis y los desafíos.