El debate energético suele girar en torno a la eliminación de los combustibles fósiles, especialmente el carbón. Sin embargo, la realidad es más compleja. A pesar de los avances en energías renovables, el carbón sigue proporcionando un tercio de la electricidad mundial.
¡Y lo sigo viendo en la conferencia de carbón de las Américas en abril y en el coque la semana pasada, teniendo en cuenta la importancia del carbón colombiano en mantener al mundo encendido!
En lugar de demonizar el carbón, ¿por qué no verlo como una oportunidad? La eficiencia energética surge como la estrategia audaz y práctica para enfrentar los desafíos sin comprometer la sostenibilidad. India, una economía de alto crecimiento, lanzó su política de “carbón verde” para garantizar energía confiable y apoyar su transición hacia vehículos eléctricos. Incluso Alemania, famosa por su agenda ambiental, reactivó plantas de carbón para evitar apagones durante el invierno, demostrando que las renovables, aún dependen de fuentes de respaldo.
Optimización, no eliminación
El camino más sensato no es eliminar el carbón de un día para otro, además que no se puede, sino usarlo de manera eficiente. Las nuevas tecnologías, como gasificación, captura y almacenamiento de carbono minimizan emisiones mientras garantizan seguridad energética.
La eficiencia energética: Un puente hacia el futuro
No podemos ignorar que el futuro está en sumar esfuerzos de diferentes fuentes. Muchos procesos industriales, incluidas las térmicas requieren inversiones en eficiencia para maximizar su rendimiento y minimizar costos.
Energía sin interrupciones y sin excusas
El carbón sigue siendo una pieza clave en la matriz energética, como hemos visto en Colombia, que, en 2024 al borde del racionamiento, donde nos salvó la patria. La eficiencia energética es esencial para asegurar el funcionamiento continuo de nuestras industrias, hogares y economía sin apagones. Por ejemplo, grandes empresas productoras de papel, cemento y sal en Colombia siguen usando carbón. La pregunta es: ¿Lo están usando sabiamente?
El futuro de la energía no es blanco o negro, y es con eficiencia energética que podemos equilibrar lo económico, lo ambiental y lo social, construyendo un futuro donde la energía sea abundante, confiable y sostenible.