Convencida de la importancia de respaldar y promover estrategias o mecanismos orientados a la protección de los niños, del desarrollo de sus capacidades y habilidades, quiero exaltar a la familia, como el principal agente a partir del cual los niños desarrollan su personalidad, conductas, aprendizajes y valores humanos.
El ambiente ofrecido en el hogar, las relaciones existentes entre padres e hijos, el afecto, la comprensión, el respeto, la confianza y comunicación allí brindada, influyen de manera directa y contundente, en el comportamiento, personalidad, proyecto de vida y desarrollo integral de los niños.
Si los padres de familia demuestran actitudes y conductas rígidas, autoritarias, violentas o abusivas, existe un alto riesgo que sus hijos, se muestren tímidos, retraídos, inseguros, rebeldes, agresivos o manipuladores. Sin duda alguna un ambiente violento desencadena problemas en su conducta, rendimiento académico, desarrollo emocional, social e interpersonal.
Como padres de familia debemos orientar nuestros esfuerzos para la formación de personas seguras de sí mismas, capaces de expresarse, de decidir, de asumir nuevos retos y solucionar sus conflictos, sin tener que recurrir a la violencia, el maltrato, los abusos, la mentira, el engaño o la manipulación.
Para lograrlo es preciso propiciar un clima de afecto, confianza y armonía entre los miembros de la familia, entre padres e hijos, entre hermanos, promover conductas, actitudes y valores como la solidaridad, el respeto, la responsabilidad y la tolerancia. Esto permite la interiorización y apropiación de patrones de conducta tendientes a la sana convivencia, la armonía, el respeto a la diferencia y la equidad de género.
La tarea de la formación de los hijos comienza antes de que estos nazcan, desde que están en el vientre materno los padres adquieren la responsabilidad de comenzar el proceso de la formación de sus hijos. La educación, atención, cuidado y formación de los niños, debe verse como un privilegio, como una oportunidad y una responsabilidad social y humana.
Los padres de familia deben cumplir su responsabilidad al atender y enseñar a los hijos, modelos que sirvan cuando les corresponda enfrentarse con la realidad, con la conciencia que la familia constituye un espacio para forjar valores que han de ser observados e imitados por los hijos.