Hace unos años fui seleccionado con motivo de Art Basel Miami, como el artista del año MOCA North Miami. Para esas fechas acababa de salir el libro “Blood Miami” de Tom Wolfe, cronista excepcional. En un viaje anterior a Nueva York me acompañó “La hoguera de las vanidades”, cuya película fue todo un éxito. Recientemente Netflix realizó una serie basada en “Todo un hombre”, libro de Wolfe con pasajes que conservo en la memoria. Ya en la mitad del libro me preguntaba por qué no aparecía la afamada feria y justamente el capítulo que seguía llevaba por título “El Super Bowl del arte”, en el que el autor describe crudamente la inauguración de esa feria de los millones. Art Basel Miami es un ejemplo impresionante del impacto del mercado del arte en el desarrollo de una ciudad que se ha convertido en un lugar apetecido por especuladores financieros con toda clase de negocios, algunos ilícitos de lavado y corrupción.
Con un amigo galerista visité hace años MOMA, el museo de arte moderno de Nueva York. Mientras yo intentaba concentrarme en las obras, mi amigo murmuraba: 2 millones, 3 millones… reduciendo cada pieza a su valor en dólares. Desde esa época hasta ahora las cosas no han dejado de empeorar, si se ven desde una mirada artística, o de mejorar, desde la mirada financiera. No hay duda que en este cuarto de siglo el poder del mercado no ha parado de afianzarse por encima de cualquier otra consideración. Si eso es bueno o malo, a cada cual le corresponde definirlo.
En mis reflexiones sobre este tema llegué a pensar que el desarrollo del protagonismo del arte durante el siglo veinte comenzó con el del artista, luego el del crítico, continuando con el del galerista para pasar al del curador y terminar con el del mercado, lugar privilegiado que ha conservado durante este siglo. También, me he inventado mi propia tabla con respecto a la cantidad de artistas en relación con el valor de sus obras: poco más de diez artistas vivos han vendido alguno de sus trabajos entre 10 y 100 millones de dólares; alrededor de cien artistas vivos, entre 1 y 10 millones de dólares; cerca de 1.000 artistas vivos, entre 100.000 y un millón de dólares; más o menos 10.000 artistas vivos, entre 10.000 y 100.000 dólares; por los lados de 100.000 artistas vivos, entre 1.000 y 10.000 dólares, y de un millón de artistas para arriba, en menos de mil dólares.
En el mercado del arte cabe de todo: pirámides, esquemas Ponzi, estafas, mafias institucionales, chantajes y sobornos. Se trata de una lucha a muerte por hacerse a unas cifras incalculables de dinero que están circulando en un mercado global.