De tiempo atrás la creación del Distrito Turístico de San Agustín ha sido una de las inquietudes de gran interés entre sus habitantes de este municipio. Ahora es una preocupación de las autoridades locales, sobre todo a partir de promesas que formulan los políticos de turno en sentido de tramitar un proyecto de ley para conseguirlo. De mi parte, siempre he dicho y escrito que San Agustín debería tener la categoría de un Distrito Turístico, como lo son varias ciudades del país. Pero una cosa es la ley y otra la realidad.
Los Distritos están regulados por la ley 1617 de 2013, de difícil modificación por ser estatutaria, que determina requisitos de creación, funcionamiento y responsabilidades a cargo de esta forma de gobernar territorios. Bajo esta ley es como operan administrativamente todos los distritos que existen en el país. La simple lectura de sus 137 artículos que contiene, llevan a la conclusión que quienes la concibieron no pensaron en los pequeños municipios, epicentros del turismo, como es el caso de San Agustín. De su lectura se desprende que la nación les recarga la administración de la educación, la salud y otras actividades lo cual incrementa considerablemente la burocracia y en consecuencia sus costos de funcionamiento para lo cual dicha norma no prevé el aporte de recursos nacionales. En el caso del municipio de Buenaventura, la ley que lo creó como Distrito, tuvo que cederle los impuestos aduaneros que se recaudan en el puerto. En San Agustín no se recauda ningún impuesto nacional que alcance para los nuevos gastos.
La alternativa, sugiero, sería que Planeación Departamental haga previamente un estudio sobre las implicaciones administrativas y económicas que significaría para el municipio funcionar como Distrito teniendo en cuenta dicha ley, antes de apoyar esta clase de iniciativa. Sería lo más responsable de las autoridades locales.