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La ilusión de objetividad. por Carlos Bolívar Bonilla

¿Por qué a diario políticos, académicos y ciudadanos del común exaltan e incumplen la objetividad? Porque se trata de una vana pretensión de la Modernidad frente al conocimiento humano. ¿Por qué a diario políticos, académicos y ciudadanos del común exaltan e incumplen la objetividad? Porque se trata de una vana pretensión de la Modernidad frente al conocimiento humano. Un rasgo distintivo de la naciente ciencia del siglo XVII está dado por producir un saber opuesto al de las tradiciones mágicas, religiosas y supersticiosas, cargadas de subjetividad. El científico puede ahora decir, objetivamente, cómo es la realidad, tal como ella es, o sea, describirla y explicarla para controlarla. Desde este antecedente histórico se supervalora el concepto de objetividad y se desprestigia el de subjetividad. Se llega a considerar que ser subjetivo es algo negativo, carente de valor, enemigo de la ciencia y la verdad. Mientras que ser objetivo significa seriedad, rigor y cientificidad. Y, de allí, se pasa a la vida cotidiana, donde abundan polémicas en las cuales alguien increpa a su contendiente con un lapidario: “¡no sea subjetivo, sea objetivo!” Sin embargo, como tantas otras promesas de la modernidad, la objetividad en el conocimiento es tan sólo una ilusión. Un cambio de creencias, de las tradicionales a las científicas. Es un acuerdo intersubjetivo entre miembros de  comunidades paradigmáticas que, como en las antiguas sectas, pactan sobre un lenguaje a usar, un tipo de problema a investigar y una metodología a seguir. La “realidad verdadera” queda reducida a este tipo de acuerdos, lo que no encuadre allí no existe o no es válido. Por eso la objetividad, dice Rorty, es un asunto de solidaridad, no de cientificidad ni de conocimiento superior. El sujeto no capta la cosa en sí, sino para sí, enseña Kant. O, no hay hechos, sólo interpretaciones, sentencia Nietzsche. Según el diccionario de la Real Academia Española, la objetividad es la cualidad de los objetos, no de las personas. Objetivo es lo perteneciente o relativo al objeto en sí y no a nuestro modo de pensar o de sentir. Lo subjetivo es, precisamente, nuestra manera de razonar, valorar, apreciar y dotar de sentido lo objetivo. Significa que producir conocimiento humano será siempre un proceso preñado de subjetividad, interesado y determinado por apasionamientos, referentes teóricos y recursos técnicos convencionales construidos para tal fin. La seriedad del trabajo académico e investigativo no consiste en negar o rechazar la subjetividad sino, por el contrario, en asumirla como propia de la condición humana y hacerla explícita para advertir desde qué perspectiva conceptual, qué intereses de conocimiento y qué códigos lingüísticos el intelectual enfoca sus estudios. De forma tal que sus elaboraciones científicas se presenten como propuestas falibles de interpretación en su campo de estudio. En otras palabras, para que podamos presentar la realidad no tal como ella es, sino tal como somos y nos interesa verla. Para no seguir hablando mal de la subjetividad y dejar de idolatrar la objetividad. *Docente Usco-Crecer.