La Nación
La importancia de contar historias 1 13 septiembre, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

La importancia de contar historias

La sociedad contemporánea relega cada vez más a los individuos a estar a solas con sus redes sociales, haciéndoles creer que esas comunidades virtuales son reales. Cada uno habita el reducido espacio de las ventanas que aparecen en las pantallas e intenta comunicarse a través de los dispositivos tecnológicos. Por otra parte, los espacios de las ciudades no están diseñados para el encuentro ciudadano y para la conversación; por todas partes se escucha un ruido aturdidor que impide la comunicación. Se busca ensordecer para que una buena charla no pueda desarrollarse.

Hablar nos puede salvar la vida. Esta idea es una de las que más me ha impactado de Las mil y una noches, ese gran libro de historias del Oriente Próximo en el que la capacidad de narrar es una de las formas de salvar nuestras vidas. Cada historia contada por la narradora Sherezada evidencia que en una conversación puede descubrirse algo que hará que los peligros que asechan se alejen para que la vida, vulnerable siempre, pueda continuar. Cuando todo parece estar perdido ante la amenaza de un rey bárbaro o de un genio enfurecido (una especie de demonio de forma gaseosa), las palabras son el antídoto ideal. Al inicio de la narración, el otro que amenaza se dispone a escuchar con atención, el tiempo se alarga y la realidad se moldea para torcer un destino que parecía estar ya fijado. Una historia abre la siguiente; se trata de una secuencia infinita en la que los personajes son librados de todo tipo de peligros y sortilegios. La palabra y el pensamiento logran esculpir la realidad, se arquitectura el destino, las cosas adquieren la forma del lenguaje. Cuando se conversa, la imaginación ejerce influencia sobre el mundo, lo diseña y lo transforma. En Las mil y una noches no se dan consejos para vivir mejor, algo que hacen los libros de autoayuda que inundan el mercado, sino que se recurre a la memoria para contar lo que sucede cuando se actúa de una determinada forma. Se pone en juego lo que sucede en los círculos de poder de sultanes y lo que pasa en las granjas de los campesinos y en los caminos de los pescadores.

Es necesario insistir en el encuentro a través de la palabra, no para dar consejos a los demás sobre la mejor forma de actuar como es costumbre en sociedades hipócritas y autoritarias, sino para atrevernos a narrar nuestras propias experiencias y escuchar las de los demás. En esas historias vamos encontrando el sentido de nuestras tragedias y de nuestras alegrías; nos hacemos conscientes de las volteretas del destino y, quizá, nos vayamos dando cuenta de que en más de una oportunidad hemos escapado del peligro.