Diego Muñoz Marroquín
El centralismo es una característica de los gobiernos que agrupan a sus “próceres” en un mismo sitio, la capital del país o del departamento, allí deciden y tienen que vivir en función de sus cargos, sin embargo, las riquezas de los territorios no solo son ofrecidas en esos centros y la mayoría de las veces se deja en el olvido la provincia, que es donde la esencia del ser colombiano se ha forjado. Pitalito, ciudad con más de 170 mil habitantes y segunda en importancia del Huila sufre el olvido y la indiferencia de la dirigencia de Neiva. Nací en Pitalito, de los 10 a los 15 viví en Neiva, antes de cumplir 16 ya había partido para Bogotá, estas experiencias me han confirmado las grandes diferencias, discriminación y segregación que existe con la provincia. En el Huila no hay congresista actual que no haya emergido del norte (Neiva y sus alrededores) muchos de ellos se hacen elegir con los votos que recogen en el sur pero ¿que han recibido a cambio Pitalito y los pueblos del sur, qué proyectos hay en favor del sur del Huila?. Pasaron casi veinte años para desempolvar las maquetas del centro cultural de Pitalito hasta verlo hecho realidad, la emisora cultural del departamento solo se oye en Neiva, y eso que es la ciudad cultural del departamento, por si fuera poco, el Sampedro es centralizado, pero con recursos de todo el Huila para que lo disfruten los neivanos.
Las vías del sur por donde corre la “autopista” más importante de Suramérica dan vergüenza y risa del cinismo con sus avisos y pancartas que anuncian los 2.9 billones de pesos para su construcción y hasta ahora nada, solo camisitas blancas con los logos de ANI, la doble calzada solo llegará hasta Campoalegre y las dos únicas glorietas importantes estarán en Neiva. En el ámbito empresarial, la cámara de Comercio de Neiva tiene sucursal en Pitalito y a este municipio no le representa un peso al año.
Pitalito es el primer y mejor productor de café del país, su clima, tierras y aguas son inmejorables, es la verdadera capital del sur en la que confluyen el comercio y gentes de Putumayo, Caquetá, Nariño y del centro y sur del Huila, pero a pesar de todas esas grandes ventajas, crece de una manera desordenada y casi que, aislada y abandonada por la dirigencia regional y nacional que pareciera no advertir sus grandes riquezas y potencialidades. Todavía hoy en el mundo, el café de Pitalito se llama café de Colombia o café Huila y Arévalo el campeón mundial de marcha, no es de Pitalito, sino huilense. Como dice el insigne Laboyano Juan Carlos Ortiz, “no es envidia, es un reclamo contra la corrupción y en favor de la equidad”.