Es preocupante la indiferencia de muchos por las consecuencias que se ven venir por el cambio climático que vez de detenerse está avanzando por todo el planeta. Esta indiferencia es más comprometedora para nosotros al ser Colombia uno de los países más vulnerables del mundo, afectando directamente los ecosistemas y la vida de sus habitantes. Así lo registra la separata de El Tiempo del pasado domingo dedicada precisamente a este tema tan desapercibido por muchos.
No es que Colombia figure entre las naciones que más emiten C02, sino que por su ubicación geográfica es y será víctima de elevadas temperaturas por la contaminación atmosférica producida principalmente por la China y EE.UU. países cuyas economías no miran el futuro de las generaciones que vienen. Lo más preocupante aún, “es que por efecto de los problemas ambientales, todos los derechos de los ciudadanos terminan vulnerados: a la vida, a la salud, al trabajo, a la educación, a la vivienda digna, a gozar de un ambiente sano, al espacio público, a la prevención de desastres y a la libre locomoción. También se afectan la seguridad alimentaria y el acceso al agua potable”, dice el documento en mención. De todo esto, los colombianos no hemos tomado conciencia ni pensamos que en pocos años el aumento exagerado de la temperatura y la crisis por el agua y la falta de alimentos impactarán el diario vivir de todos. Las tragedias por el todo el mundo y en este país por el exceso de lluvias, las quemas de bosques, el aumento de los huracanes y la deforestación son noticia casi a diario de los medios de comunicación.
Actuar en nuestro país para protegernos de las consecuencias del cambio climático y garantizar nuestra calidad de vida, nos obliga ante todo a proteger el agua y los bosques como elementos fundamentales sin los cuales no puede haber vida. La protección del agua empieza por la conservación de los páramos y la conservación de los bosques y los ríos que fluyen de las cordilleras.
El escenario geográfico del Huila es comprometedor a lo largo ancho de su territorio, sobre todo a partir de las cordilleras que alimentan de agua del río Magdalena que nace en el seno del Macizo Colombiano, en el Huila. Como todos sabemos este espacio geográfico, de páramos, lagunas y bosques, ha venido siendo deteriorado por la mano abusiva de intereses económicos sin que las autoridades ambientales del Huila, Cauca, Nariño, Putumayo y Caquetá hayan hecho mayor esfuerzo por salvaguardarlo como es su función y que ahora con la amenaza del cambio climático es prioritario. La deforestación y la contaminación de las aguas por los residuos humanos es la característica que vemos a diario.
Colombia requiere desde ya, un sistema educativo que incluya la formación de la conciencia de la juventud en la prioridad de la protección del medio ambiente del cual dependerá su vida y su bienestar en el futuro, de lo contrario el cambio climático pasará su cuenta de cobro.